Los jugadores de los Raptors de Toronto guardan un minuto de silencio por Kobe Bryant, antes de enfrentar a los Spurs de San Antonio ayer. FOTO LA HORA: AP/ERIC GAY

SAN ANTONIO
AP

Los Raptors y los Spurs colaboraron para rendirle un homenaje al fallecido Kobe Bryant en el comienzo del encuentro de ayer, que Toronto terminó ganando 110-106 a San Antonio.

Al comenzar el partido, cada equipo retuvo el balón sin hacer mayor cosa con el mismo hasta que se agotó el reloj de disparo de 24 segundos. Fue un recuerdo del número 24 que usaba el astro retirado de la NBA, quien falleció en un accidente de helicóptero a los 41 años.

Tras esas infracciones en que incurrió cada equipo, Pascal Siakam anotó 35 unidades para que los Raptors se llevaran el triunfo. Pero en la jornada, la mente de todos estaba en otro lado.

Bryant y Gianna, su hija de 13 años, figuraban entre las nueve personas muertas cuando se vino abajo el helicóptero en que viajaban cerca de Calabasas, California. Los Raptors y los Spurs se enteraron de la tragedia aproximadamente una hora antes de que comenzara su encuentro.

Los Spurs libraron muchas batallas con Bryant y con los Lakers, especialmente en la postemporada.

Gregg Popovich, entrenador de los Spurs, había hablado abiertamente del aprecio y respeto que siente por Bryant. Y esos sentimientos fueron evidentes cuando San Antonio exhibió un homenaje en video a la estrella de los Lakers, durante el último partido del jugador en San Antonio.

“Es alguien que uno sabía que podía hacer el trabajo”, manifestó la leyenda de los Spurs, David Robinson en aquella ocasión. “Uno sentía que era prácticamente inevitable eso, si uno lo enfrentaba. Uno no podía permitirle que disparara. Su ética de trabajo, la intensidad y todo lo que aporta en un partido, es lo que eleva este deporte a lo que queremos”.

San Antonio guardó un minuto de silencio antes del encuentro. Sus asistentes de entrenador Becky Hamon y Tim Duncan, así como el base Lonnie Walker IV estaban visiblemente consternados.

Hammon y Walker se enjugaron las lágrimas. Duncan tenía las manos sobre el rostro.

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