Madrid/Barcelona
DPA

Nada duró la tregua y la pelea por la portería del Barcelona pasó a otro nivel, de tal forma que ya se habla de «guerra total».

Los hechos se precipitaron ayer, apenas un día después de que el chileno Claudio Bravo y el alemán Marc-André Ter Stegen iniciaran los entrenamientos de pretemporada y, con ello, la lucha por la titularidad.

Ter Stegen sorprendió a la prensa al aparecer indisimuladamente junto a su representante en las oficinas del Camp Nou. En un principio, el Barcelona habló de «reunión rutinaria», pero tan aséptica definición quedó relegada al olvido en cuestión de minutos.

Los medios de Barcelona no tardaron en soltar la «bomba»: Ter Stegen habría exigido la titularidad y también habría amenazado con marcharse esgrimiendo una oferta del Manchester City. Como respuesta, el club se habría remitido a su cláusula de rescisión, de 80 millones de euros (casi 90 millones de dólares).

La prensa del Barcelona expresó hoy la sorpresa e incomodidad por la situación. «El problema es sencillo: Ter Stegen quiere jugar, algo normal, y el club le dice que esto debe decidirlo el entrenador, algo también muy normal. ¿Y el entrenador? Veremos cómo gestiona esta difícil situación en los próximos partidos», explicó «Sport».

«Ter Stegen no tiene ninguna cláusula por la cual se le debe entregar enteramente la portería, ni es nadie para presionar al técnico, ni mucho menos para ningunear el trabajo de un profesional como Bravo», argumentó «Mundo Deportivo».

Pero resulta que, según diferentes informaciones, el chileno tampoco se quedó con los brazos cruzados y, como su compañero, exigió la titularidad.

Así lo aseguró «Catalunya Radio», que habló de una reunión mantenida el viernes entre el Bravo y el club para solicitar mayor protagonismo.

Durante los dos últimos años, el entrenador del Barcelona, Luis Enrique, sostuvo un difícil equilibrio en la portería, dando a Bravo los partidos de la Liga española y situando a Ter Stegen como su arquero para la Liga de Campeones y la Copa del Rey.

Pero el arreglo parece que ya no tiene más recorrido y los dos porteros elevaron el nivel de competencia al dirigirse al club para pedir la titularidad, según las informaciones.

Ahora falta por ver la reacción de Luis Enrique, un entrenador que no se caracteriza por su diplomacia ni por aceptar con cordialidad los movimientos «externos» de los futbolistas.

Mientras tanto, la presión sigue aumentando y «Sport» publicó hoy que el Barcelona ya pensó en el brasileño Diego Alves, del Valencia, por si se marcha alguno de sus porteros.

«La situación es casi insostenible y podría explotar en cualquier momento con la salida de uno de los porteros, preferiblemente el chileno. Para ello, el club azulgrana tiene prácticamente pactada la incorporación de Diego Alves, portero que el Valencia ha puesto en el mercado porque no puede pagarle la ficha», publicó.

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