Toulouse
DPA

La Selección Española de Futbol inició hoy su defensa del título de la Eurocopa con un agónico triunfo 1-0 ante República Checa gracias a un gol de Gerard Piqué a tres minutos del final.

El conjunto de Vicente del Bosque comenzó su camino ante el rival teóricamente más débil del Grupo D y lo cierto es que sufrió lo indecible para traducir su amplio dominio en goles. No fue hasta los instantes postreros, con un cabezazo de un central, cuando se aseguró tres puntos que le sacaron de un problema.

recuadroaEl Stade de Tolouse se encontró con el tipo de partido que todos esperaban: España llevó todo el peso del encuentro ante una República Checa que replegó y hasta casi renunció a los contraataques al meter a mucho más de medio equipo en su propia área. Cuando robó no encontró gente por delante.

Durante el amplio dominio español en la primera parte, dos futbolistas sobresalieron por encima de todos: Álvaro Morata, ofreciendo siempre soluciones a sus compañeros hasta que la gasolina le aguantó, y Andrés Iniesta, pura magia y capacidad de lectura del juego. A cambio, a su equipo le faltó más de Nolito y de un Cesc Fábregas perdido en el oficio de centrocampista creativo.

A los 15 minutos llegó la primera oportunidad clara de España con un remate de Morata que abortó Petr Cech. Y a los 28 minutos ocurrió otra acción con idénticos protagonistas. Cech, el mejor de su equipo, sacó una extraordinaria mano.

España era académica con la pelota, pero a su juego le faltaba vibración. Sólo en los instantes finales impuso otra marcha y ahí cuajó sus mejores minutos, aunque no concretados en oportunidades claras. Fuera de Iniesta, no encontró un asistente certero.

Fue sorprendente el final de la primera parte, pues concluyó con la primera ocasión de peligro de la República Checa tras una línea mal tirada por Juanfran. Necid remató y David de Gea paró el balón con algún temblor. El jugador del Manchester United fue la apuesta de Del Bosque para el arco español en detrimento de Iker Casillas.

El encuentro entró en el último cuarto en un escenario más deseado por República Checa que por España, demasiado ansiosa e imprecisa en las zonas claves del campo. Es un defecto que tiene España: ante defensas de acero, pretende marcar gol metiéndose con el balón en el arco. Hasta parece que a sus jugadores les dé vergüenza usar el disparo lejano. O, al menos, otras variantes que no sean ganar el gol tirando paredes.

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