El árbitro Michael Oliver le muestra una tarjeta roja a Cristian Romero del Tottenham en el encuentro de la Liga Premier ante el Chelsea del lunes 6 de noviembre del 2023. (AP Foto/David Cliff)

La revisión de video en el fútbol no debía de tomar más de seis segundos. Ahora puede durar hasta seis minutos.

Debía suceder una vez cada cuatro o cinco partidos. Ahora ocurre cuatro o cinco veces por juego.

Las decisión de revisión de los árbitros ha cambiado mucho —y es cada vez menos querido— desde que el proyecto del VAR comenzó a ser probado por la FIFA en el 2016.

 

El lunes, la caótica derrota 4-1 del Tottenham ante el Chelsea llevó a temer que la Liga Premier ha perdido el rumbo con el uso de la tecnología para ayudar a los árbitros a tomar las decisiones correctas.

Dos días antes, el técnico del Arsenal, Mikel Arteta arremetió contra “la absolutamente vergüenza” de permitirle al Newcastle un decisivo gol tras revisar tres veces el VAR.

Parece que es verdad que los oficiales de partido de la Liga Premier y el protocolo que siguen es el mayor problema y no el sistema del VAR que fue elogiado durante las últimas dos Copas Mundiales masculinas.

Aun así, hay que reconocer que el VAR está lejos de lo que esperaban los directivos de la FIFA que supervisaron las pruebas en el 2016 para asegurar que estuviera listo para el Mundial de Rusia dos años después.

Hace siete años en Zurich, el director de arbitraje de la FIFA Massimo Busacca indicó que “no debería tomar más de cinco o seis segundos” para revisar un incidente.

Si necesitamos un ángulo más (de cámara), por supuesto puede tomar dos segundos más”, le dijo en su momento Busacca a The Associated Press.

El lunes se añadieron 21 minutos totales en el tiempo añadido en un intenso duelo en el que se anularon cinco goles, hubo dos tarjetas rojas para el equipo de casa y una serie de revisiones de video, así como jugadores lesionados.

No me gusta”, admitió el técnico del Tottenham, Ange Postecoglou, después de que llegó a su fin la racha sin perder de su equipo. “No me gusta el estar esperando, todo el teatro de estar esperando una decisión”.

Esas pausas al menos fueron más cortas que los cinco minutos que se necesitaron para inspeccionar el “gol” al minuto 88 del Burnley en el duelo ante Bournemouth hace dos semanas y que confirmó el fuera de lugar.

Esto es vergonzoso”, fue el grito de los aficionados en aquel partido.

Pero no sólo es en la Liga Premier. En la eliminatoria a la Euro, a pesar de contar con los mejores árbitros, les tomó 4 minutos y 20 segundos confirmar que no hubo fuera de lugar en el gol de España en la victoria 1-0 ante Noruega.

Pero la meta del VAR no ha cambiado —verificar posibles incidentes que cambien el resultado con goles, penales y tarjetas rojas.

Busacca predijo este problema en el 2016 e insistió que la tecnología no debe socavar al árbitro, que deben seguir teniendo la decisión final.

No pierdan la autoridad del árbitro, no se la quiten”, advirtió el directivo suizo de la FIFA.

Parece que es muy tarde, a menos que lo revisen durante la reunión anual del panel que decide las reglas del fútbol.

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