Por: Ángel Elías

Cuando se menciona a Yucatán, generalmente se tiene la idea del territorio mexicano como un punto fronterizo a Guatemala. Sin embargo, aquel Estado guarda una relación directa con la cultura maya guatemalteca. Antes que existiera la división política, la región Maya abarcaba a Yucatán y Guatemala, por lo que en la actualidad comparten historia y cultura. Leer la literatura yucateca es encontrarse con retazos culturales de Guatemala, de la historia Maya.

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Canek es el libro del escritor yucateco Ermilio Abreu Gómez (1894-1971) quien relata en este libro la vida y sabiduría del líder maya Canek, que, a decir de las palabras de Abreu, se mantiene vivo en la tradición oral de aquellos pueblos. Canek se deriva de la palabra maya Kan Ek, que significa serpiente negra. En aquella región, Canek es una dinastía que se deriva desde tiempos inmemoriales, es una designación para personajes importantes que estaban llenos de sabiduría y hacían proezas. Canek siempre era el protagonista.

Canek es en el pensamiento de los Mayas Itzaes, de Yucatán ese personaje importante, el que guarda sus secretos, su conocimiento y principalmente el que comparte estos a las nuevas generaciones. En este caso, a la figura de Canek es la de Jacinto Canek (Jacinto Uc de los Santos), un líder indígena que en el siglo XVIII que dirigió una sublevación en contra de la Iglesia, en 1761.

En este contexto, el escritor Abreu Gómez nos hereda este libro de relatos que, según el autor, escuchó durante su niñez cuando vivió en Yucatán. Relata en uno de sus prólogos, que su padre lo dejaba al cuidado de los indígenas de la finca en la que vivía y allí escuchaba las historias de las proezas de Canek. Tiempo después, ya en su vida adulta, Abreu Gómez escribe este libro. “Por vía de juego en la historia de Canek va algo de mi vida y también de la vida de otros sujetos. El niño Guy es mi contrafigura; soy yo, convertido en gentil esqueleto a causa del paludismo. Exa es el recuerdo de una niña que se llamaba Ofelia. El Padre Matías es la evocación del Padre Ávila, cura de la parroquia de Santa Lucía. Ramón Balam es el criado de mi casa. La tía Charo es la caricatura de mi propia tía Charo. La tía Micaela es la estampa de la cocinera de mi abuela doña Margarita”, comentó.

En el libro de Abreu se nota la influencia del Popol Wuj y el Chilam Balam por su forma de relatar. Por momentos muy sabio, en otros condensa todo ese conocimiento en un juego de palabras lleno de hermosas metáforas. Nos deja pasajes como este: “El sol se deslíe en viento de brasa. -Niño Guy -dijo Canek-, ni una nube. Si no llueve pronto, se perderán las cosechas. Al día siguiente Guy encendió una hoguera y con ímpetu se puso a soplar con su boca y a aventar con las manos las columnas de humo que subían. Canek le preguntó: -¿Qué haces? -Nubes, Jacinto, nubes”.

El mundo visto de los ojos Mayas es diferente a como lo ve el mundo de Occidente. Se tienen códigos propios, sufrimientos diferentes y destinos a veces llenos de incertidumbre. “-¿Es cierto, Jacinto, que los niños que se mueren se convierten en pájaros? -No sé, niño Guy. -¿Es cierto, Jacinto, que los niños que se mueren se vuelven flores? -No sé, niño Guy. -¿Es cierto, Jacinto, que los niños que se mueren van al cielo? -No sé, niño Guy. – Entonces, Jacinto, ¿dime qué les pasa a los niños que se mueren? -Los niños que se mueren, niño Guy, despiertan”. Las charlas entre Jacinto Canek y Guy despiertan, demuestran que la sabiduría que guardan las comunidades es diferente, pero llenas de flores y reflexión.

En la última parte del libro hay pasajes contundentes. Refleja ese gran miedo del hombre blanco hacia el indígena, hacia la libertad del otro. “En la Conjunta del gremio de alarifes devotos de San Antonio, Canek dijo: -Del dinero que se gasta en velas y en inciensos, ¿por qué no tomamos algo para curar a los enfermos? Un tratante blanco gritó: -Mejor compramos alcohol. Los indios se emborracharon. En la borrachera hubo una disputa y el tratante, que vendía aguardiente, fue muerto. Canek, lleno de ira, rompió la imagen de San Antonio. Los blancos gritaron: -¡Se han sublevado los indios!”. Y así, hace un resumen de 500 años de historia.

Ermilio Abreu Gómez muere el 14 de julio de 1971 y este año se cumplen 50 años de fallecimiento, su mejor homenaje es leerlo.

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