Por: Ángel Elías

Francisco Morales Santos (1940) es poeta, académico de la lengua, editor y un referente de las letras guatemaltecas. Quienes lo conocen saben que su vocación por las letras viene desde hace muchos años y ha publicado a diversos autores nacionales. Su trabajo se refleja en el excelente catálogo que tiene Editorial Cultura, la cual tiene a su cargo. Y previo al Día Mundial de la Poesía (21 de marzo) ofrecemos un breve reconocimiento a su trabajo.

Su carácter es paciente, reflexivo y su charla es amena e interesante. Compartió proyectos literarios con personajes como: Luis Alfredo Arango, Julio Fausto Aguilera, Roberto Obregón, Delia Quiñónez, que junto a él pertenecieron al Grupo Nuevo Signo. Esta agrupación registró sus comienzos en 1968 y dejaron una huella indeleble en el movimiento literario local.

Su trayectoria incluye varios libros publicados:  Agua en el silencio (1961), Ciudades en el llanto (1963 y 1965), Germinación de la luz (1966), Nimayá (1968), Sensación de lo lejano (1968), Tenebrario (1969), Escrito sobre olivos (1971), Cuerno de incendio (1976), Cartas para seguir con vida (1977 y 1993), Ceremonial para el olvido (1979), Poesía para lugares públicos (1976), Conjuros contra gangrena y tumba (1978), Al pie de la letra (1987), Madre, nosotros también somos historia (1988/1990/1998), Implicaciones del verbo amar (1990),Ceremonial contra el olvido (1995), Asalto al cielo: antología 1967-1996 (1997), ¡Oh líquida memoria! (1999) y Escritos sobre fondo oscuro (2001). En 1998 recibió el Premio Nacional de Literatura, Miguel Ángel Asturias.

Durante su juventud mantuvo una estrecha relación con el maestro Roberto Obregón. “Teníamos grandes charlas sobre literatura y amistad hasta su desaparición. Días antes, estuvimos en Costa Rica, durante un encuentro literario. Entraron a nuestra habitación y buscaron entre nuestras cosas. Decidimos regresar por temor a que nos pasar algo más. Fueron épocas difíciles”, recuerda Morales Santos.

Para el maestro, la publicación de nuevos valores en las letras nacionales ofrece una nueva amalgama de posibilidades y Editorial Cultura ha sido esa vitrina. “La poesía siempre existirá y tendrá un lugar particular dentro de la literatura actual. En Editorial Cultura hemos ofrecido publicar a diversos autores. La elección de poetas se hace a través de un consejo editorial que emite un veredicto. Buscamos voces, pero que tengan un trabajo sólido y literario que los respalde. Siempre buscamos la calidad en las propuestas”.

Morales Santos también es un magnífico poeta. Vivió la etapa de la guerra en Guatemala en las peores épocas. En la década de 1970 el país atravesó una de sus peores épocas de violencia en el país. La cual se reflejó en su literatura: “Cuando en mi devastado país/ la primavera/ decida que ya es tiempo/ de florecer de nuevo,/ tendrá el abono/ de la osamenta humana/ que dispersó en todos lados/ la danza de la muerte./ Entonces,/ toda la cruda historia:/ la sitiada,/ la oral,/ la clandestina/ se erigirá sobre el mapa. Habrá llegado la hora/ de aproximar a la tierra/ el corazón y el oído/ para escuchar las voces/ que hemos estado evocando/ contra cualquier ley de olvido”. Escribió el poeta que en sus letras deja siempre entrever esperanza en un mundo tan desolado.

Morales Santos es un ejemplo de perseverancia y de lucha en los campos de la literatura guatemalteca. Sin su apoyo muchas de las voces que hoy escuchamos no estarían presentes.

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