Transparencia en el túnel de la muerte

Etihel Ochoa López (1957) es profesor de Enseñanza Media en Pedagogía y Ciencias de la Educación por la Extensión Universitaria de San Marcos, licenciado en Pedagogía en Ciencias de la Educación, por el Centro Universitario de Occidente (CUNOC). Posee Maestría en Docencia Universitaria y Posgrado en Derechos Humanos.
Escribe versos, prosa y cuento. Su poesía abarca la naturaleza, la sociedad, el hombre, la mujer, el amor, la muerte y el pensamiento. En el 2017, Editorial Universitaria le edita el poemario Transparencia en el túnel de la muerte.

Transparencia

En el portal de la puerta milenaria
cruzas fugitiva…
tierna, dulce, fresca rosa,
tu aroma me envuelve
en lo sedoso de tu piel.

Te bañas en el sol
y no te quemas,
llueve…
te bañas en ella
no te mojas.

Fantaseo en la realidad,
beso tus labios tiernos
húmedos de deseos.

Ausculto tu virginal cuerpo
en el traspatio de geranios,
mi tacto sediento te derrite…
quemas… ni una palabra
solo tu mirada dice… quiero…

Dejas que mis temblorosas manos
lleguen a ti
entren a tu Venus…
yo no puedo, fantaseo de nuevo
eres mía…
y el pétalo virginal abre sus dos espacios
responden a los impulsos de mi ser
no lloras…
me abrazas… el sol se oculta.
Solo fantaseo en ti.

Hojarasca

Endulzando las palabras,
enderezando el tiempo
en lo trivial de mi ignominia
y en el salto cantarín
de mi elocuencia.

La hojarasca rechina sus dientes
bajo mis pesados pasos…
en la yerta naturaleza.
Ahí se mecen los campos
de mis ideas.

Multiformes fantasmales
cobran vida,
cantan en el eco del subconsciente…
se eriza mi piel…
tiembla todo…
y todo sigue igual.

Río de cristales

Terminándose va
lo mágico del tiempo
solo quedan cristales
donde veo imágenes con rostro
pero sin cuerpo…
se ríen y desvanecen.

El río grita
en la verde rivera
lleva corazones humanos
sin aortas, pero con sangre…
el flujo sanguíneo se detiene
entre mis trémulas manos.
Tu corazón no lo veo,
va desorbitado en el río azul
y juega con el reloj del tiempo…
me baño de azul
y mi corazón se va
en la creciente
maldita de la muerte.

Fermentación

Amarillas son las lluvias
que laceran mi alma,
la lepra del tiempo
bota las células muertas
de mi esquelética transformación
y solo el tropel del tiempo
en cuatro caballos negros,
sin jinete, cabalga tu existencia.

Los galopes nauseabundos
del látigo voraz
y el deseo ferviente del tiempo
golpean la naturaleza del alma
y entre lo fétido
se fermenta la vida de los muertos.

Respiro

A la luz salgo
de mi negro y esquelético cuerpo,
blancos gusanos
se divierten devorando
mis propios problemas
tus propios problemas.

Veo el festín desde la cripta…
no soy invitado,
la bóveda está fría
tomo un breve descanso eterno.

Dejo la tumba por un instante
paseo entre las cruces,
salto entre los nichos;
el olor a cipresales
me recuerda la vida obstaculizada
por el muro de la muerte.

Regreso, tomo mi lecho frío
me río de lo tonto de la existencia,
decido seguir durmiendo
protegido por el manto de la expiración.

Selección de textos: Roberto Cifuentes Escobar

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