Mtro. Mario Alfredo Alvarado V.
Usac-Escuela de Historia

El siglo XIX fue muy convulso para la sociedad guatemalteca, debido a las luchas entre conservadores y liberales por el control del naciente estado que se terminó de consolidar en 1847 con la fundación de la República por parte de Rafael Carrera.

En 1871 se termina de caer el llamado régimen conservador y se instaura la llamada Reforma Liberal un período de regímenes cafetaleros y de corte dictatorial que concluye en 1944 con la Revolución de Octubre.

Es este período que se buscó tratar de realizar una reorganización de la sociedad guatemalteca bajo la bandera de la separación de la iglesia y Estado y con ello proceder a instaurar una modernización de la nación bajo los parámetros del laicismo y la consolidación de un modelo republicado.
Las conmemoraciones de la Cuaresma y Semana Santa en Guatemala no fueron ajenas a esta serie de cambios que comenzó Justo Rufino Barrios y que llevó no solo a la confiscación de bienes al clero sino también de la expulsión de sus miembros y con ello toda expresión de religiosidad popular.

Un claro ejemplo de esto es la expropiación y destrucción del Oratorio de San Felipe Neri, cuya entrada se encontraba en la parte trasera de la Biblioteca Nacional, esto lo podemos deducir al consultar la nomenclatura antigua que llamaba a la hoy conocida 4ª avenida como la Calle del Oratorio. Este acontecimiento dado en 1884 es una muestra más de la agresividad del Gobierno para con la fe del pueblo guatemalteco.

Precisamente a finales del siglo XIX llegara a la Presidencia del país el general José María Reyna Barrios, pariente del Reformador y destacado miembro de la masonería guatemalteca, quien comenzara una política de mejora entre las relaciones con la Iglesia y Estado concediendo una amnistía a los clérigos desterrados incluido el Arzobispo de Guatemala Ricardo Casanova y Estrada y la reapertura del Seminario Menor.

Estos cambios en la política religiosa por parte del Estado marcaron una nueva reorganización de las conmemoraciones de piedad popular en todo el país bajo la presidencia de un joven militar y con una visión laica del Estado, pero que respetara la religión que mayoritariamente profesaba la nación en esta época. En este mismo sentido se da un claro ejemplo que demuestra porqué en esta época se dan importantes movimientos que al día de hoy nos muestran cómo estas nuevas libertades obtenidas por parte de la Iglesia, este momento de finales del siglo XIX ayudaron a dar forma a varios aspectos que aún tienen vigencia en la Semana Mayor.

LA REORGANIZACIÓN DE LA ANTIGUA COFRADÍA DE JESÚS NAZARENO DE CANDELARIA

Está probado documentalmente la existencia, desde el siglo XVII en el barrio de La Candelaria de la ciudad de Santiago de Guatemala de una entidad de Pasión, para rendir devoción a una escultura de Jesús con la Cruz a cuestas que se veneró en primer lugar en la antigua Capilla del Rosario de los Naturales, a la vecindad del convento de Santo Domingo y que posteriormente pasó a la entonces Ermita de Nuestra Señora de Candelaria que desde mediados del siglo XVI hasta el XVIII administraron los padres dominicos.

Este grupo compuesto por indígenas cachiqueles y tlaxcaltecas mantuvo vigente esta devoción incluso tras el traslado de esta mística imagen en 1784 a este Valle de la Ermita. Citado lo anterior tenemos evidencia documental de una patente de finales del siglo XIX y un borrador de estatus de la Hermandad de Jesús Nazareno de Candelaria, demostrando cómo esta entidad de Pasión aprovechó los procesos de amnistía dados por el gobierno de Reyna Barrios y el llamado a los laicos de participar más activamente dentro de la Iglesia Católica que desde Roma el Papa León XIII pregonaba.

Lo anterior demuestra cómo una de las organizaciones de Pasión más antiguas del país aprovechó este mismo momento para reorganizarse como una hermandad de laicos comprometidos con su Iglesia y que con ello le llevó a ser pionera en varios aspectos que vale la pena citar:

1917: Se logra la Consagración de la imagen de Jesús Nazareno de Candelaria por el entonces Arzobispo de Guatemala Fray Julián Raymundo Riveiro y Jacinto OP.

1923: Lanzamiento del semanario El Nazareno siendo la primera organización de Pasión en contar con un medio de comunicación propio que se editaba en la Tipografía San Antonio de manera semanal.

1924: Aprobación por parte del Arzobispado de sus primeros estatutos siendo motivo de elogio por la Curia.

1927: En el marco del X aniversario de la Consagración de la imagen de Jesús Nazareno de Candelaria celebrar por primera vez la festividad de Cristo Rey.

Es importante señalar como lo hemos hecho en este caso, que toda la Semana Santa para este periodo logró nuevamente retomar los brillos y solemnidad que se perdió dada las restricciones que se impusieron por parte del Estado, el mejor ejemplo de ello lo podemos apreciar cuando el Lunes Santo de 1896 por primera vez sale en solemne cortejo la imagen de Jesús Nazareno, de la Escuela de Cristo, y venerado desde 1884 en la parroquia vieja. Agradezco al diario La Hora la oportunidad de poder aportar este pequeño grano de arena en tan prestigioso suplemento.

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