POR DELIA BONILLA
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La migración interna en el país también es constante, la búsqueda de nuevas opciones educativas y laborales lleva a los guatemaltecos a dejar sus lugares de origen y aventurarse a retos y experiencias que cambian sus vidas. Este es el caso de Marta Sánchez, a quien la pasión por el magisterio la llevó a adaptarse a muchos cambios que le han permitido transformar vidas por medio de la educación en un departamento distinto al que la vio nacer.

Originaria de Santa Catarina Mita, Jutiapa, Marta Sánchez narró que nació con la pasión por el magisterio en las venas, pues su madre era maestra y desde pequeña la acompañó a las aulas en donde le ayudaba a enseñar a los niños a leer y a escribir, allí nació el amor por la enseñanza que condujo su vida por un camino que no esperaba pero del que dijo sentirse muy orgullosa.

Migró desde la adolescencia, cuando viajó a Chimaltenango para estudiar la carrera de diversificado y convertirse en maestra de educación primaria rural. Al graduarse obtuvo su primer empleo en una aldea de Jutiapa, recordó que era una escuela donde las condiciones eran precarias, por lo que su madre no permitió que continuara allí y la envió a Jalapa a estudiar de nuevo magisterio pero con orientación en educación urbana.

Cuando obtuvo el título, se le designó la plaza de su tía que estaba a punto de jubilarse en Nueva Santa Rosa, Santa Rosa, pues antes las plazas no se escogían sino que se imponían, lo que generaba migración interna hacia aldeas y municipios en su mayoría lejanos al lugar de origen, según la entrevistada.

NUEVA SANTA ROSA SE CONVIRTIÓ EN SU CASA

En 1969 llegó a Nueva Santa Rosa y rememora que en ese momento el pueblo era bastante pequeño, no había mayor progreso, para adquirir algunas cosas tenía que viajar a Barberena o a la Ciudad Capital y fue hasta que la migración externa inició cuando el municipio mostró desarrollo.

“El transporte era sumamente difícil, había que atravesar los ríos porque no había puentes… a raíz de que muchas personas migraron a los Estados Unidos, el desarrollo en todos los sentidos comenzó a mostrarse porque empezamos a ver que las casas que antes eran de adobe, que no tenían piso, comenzaron a botarlas y a hacer casas muy bonitas, realmente he visto el progreso desde que empezó y el progreso hasta el día de hoy ha sido maravilloso”, declaró.

Al poco tiempo Marta se casó, su esposo es originario de Puerto San José, Escuintla y también es maestro, al inicio el acoplarse fue complicado porque él tenía una plaza en Gualán, Zacapa y tras varios traslados lograron establecerse en Nueva Santa Rosa de manera definitiva donde procrearon 3 hijas, comentó.

“SER MAESTRA ES LA REALIZACIÓN TOTAL”

La guatemalteca estudió Administración Educativa en Boston, Massachusetts, con lo que logró ampliar sus conocimientos y vivir un panorama diferente al que conocía en el país. Hizo varias amistades a quienes visita constantemente y cuando lo hace aprovecha para pasear por Estados Unidos, relató.

Por ello, luego de trabajar 27 años para escuelas e institutos públicos, cuando se jubiló hace 22 años decidió junto con su esposo colocar un centro educativo privado, así nació el colegio “El saber” ubicado en el casco municipal de la localidad, el cual ofrece educación preprimaria, primaria, básicos y diversificado. Según Sánchez fue uno de los primeros colegios que iniciaron en la zona.

“En este momento no doy clases directamente solo dirijo, pero estoy involucrada en las aulas, no me salgo de allí, creo que ya tengo aburridos a los maestros (comentó entre risas), pero no es por supervisarlos sino por ayudarlos porque cuando veo que algún niño tiene alguna dificultad lo saco y le enseño por aparte”, expresó.

“A mí me encanta hacer esto, ser maestra para mí es la realización total después de ser madre”, resaltó.

Sánchez indicó que visita poco su natal Santa Catarina Mita pues sus padres fallecieron y sus hermanos viven en la capital, nunca estuvo en su mente migrar al extranjero para quedarse a vivir allá pues su familia siempre fue prioridad, pese a ello reconoció la valentía de quienes lo hace y los exhortó a no olvidar las metas y propósitos que los motivaron a migrar.

“Yo les digo que luchen por sus sueños, pero que también tengan cuidado porque me he dado cuenta de algunas personas que se van, trabajan por años en Estados Unidos y no traen nada y no han hecho nada acá. No hay que malgastar el dinero, hay que sacarle provecho a la estadía allá para que cuando vengan al país tengan algo que hacer, recursos para colocar una empresa y seguir manteniendo a sus familias”, puntualizó.

“Si la familia progresa, el país progresa, por ello hay que luchar y tener objetivos claros”, finalizó la guatemalteca.

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