Por Sabine Glaubitz
París
Agencia (dpa)

Al final de la galería dedicada a Rubens, una de las más visitadas del Museo Louvre de París, dos salas acogerán muchas de las pinturas calificadas como «MNR» que alberga la pinacoteca. Se trata de obras que, tras la Segunda Guerra Mundial, fueron entregadas a la institución para que ésta se encargara de encontrar a sus propietarios.

«Se trata de un trabajo de sensibilización. Nuestro objetivo es devolverlas a sus legítimos dueños, pues no nos pertenecen», explica Sebastian Allard, director del departamento de pintura del museo. Según afirma, el Louvre es sólo el guardián temporal de las obras. Pero además, la iniciativa también supone una respuesta a las reiteradas críticas por la lentitud de su tarea.

En la lista de los «MNR» (Museos Nacionales de Recuperación) figuran más de 2 mil obras, entre ellas pinturas, dibujos y muebles. Las siglas hacen referencia tanto al arte interceptado por los nazis como al que tuvo que ser vendido por la fuerza o la necesidad.

El Louvre acogió mil 752, entre ellas 807 lienzos de los que 296 se encuentran en París. El resto, fue repartido como préstamo entre diversos museos franceses a fin de completar sus colecciones. Las obras con la etiqueta «MNR» están recogidas en un catálogo disponible online en la web dedicada a la historia del arte Rose-Valland (http://www.culture.gouv.fr/documentation/mnr/).

Ahora, el museo parisino ha reunido en estas dos salas inauguradas el lunes más de 30 obras, entre ellas el paisaje «La Source du Lison» (1862), de Théodore Rousseau. El lienzo expuesto en frente es de Januarius Zick, uno de los maestros germanos del barroco tardío. Y es que según explica Allard, la selección refleja las escuelas por las que se interesaron los alemanes.

Aunque hay pocas obras maestras en sentido estricto, sí poseen interés histórico. Sólo una parte es arte robado por los nazis, subraya el experto. Y entre las obras también hay algunas compradas y vendidas por el marchante Hildebrandt Gurlitt cuyo hijo, Cornelius, escondió durante décadas un tesoro de unas mil 500 piezas, muchas de ellas de primer nivel.

Una de ellas es el óleo de pequeño formato «Bacchanale». No se sabe quién es su autor ni cuál es su año de procedencia. Además, también hay obras de la colección de Joachim Ribbentrop, ministro del Exterior del Reich entre 1938 y 1945 y uno de los líderes nazis que desde 1933 comenzaron a hacerse con valiosas colecciones de arte.

De las 100 mil obras de arte llevadas a Alemania por los nazis, más de 60 mil regresaron a Francia al finalizar la contienda. Unas 45 mil fueron devueltas a sus dueños antes de 1949, mientras que 13 mil se vendieron en los años 50 porque nadie las había reclamado. Las 2 mil 143 restantes quedaron en manos del Estado bajo la etiqueta «MNR», con el objetivo de que se hallara a sus propietarios.

Desde entonces, más de 50 obras han sido restituidas, lo que de media significa una devolución cada año y medio. El lunes, la ministra francesa de Cultura, Françoise Nyssen, devolvió ceremoniosamente un tríptico del pintor flamenco Joachim Patinir antes de inaugurar las dos salas del Louvre.

Ya en 2014, la entonces senadora Corinne Bouchoux reconoció en el marco de otra restitución de tres obras que todo iba un poco lento y que las cosas podrían haberse hecho de otra manera. Ahora, el Louvre se propone emprender ese cambio dedicando estas dos salas a exponer las «MNR».

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