Michelangelo Merisi da Caravaggio
1571 – 1610

La guirnalda de uvas y hojas de parra que rodea la cabeza de este joven lo identifica inmediatamente con la figura de Baco, el dios del vino. Esta representación de Caravaggio (1589) corresponde, sin embargo, a su modelo vestido con el atuendo del dios pagano. La carga erótica de esta obra es explícita en el torso semidesnudo, la cara sonrojada, los párpados caídos y la expresión del rostro. Asimismo, el hecho provocativo de ofrecer una copa de vino al espectador sugiere que la invitación es para algo más que para tomar una copa.

Además de establecer un estilo basado en los claroscuros, Caravaggio era un maestro del bodegón. Tanto la copa como la botella son increíblemente naturalistas; la fruta, magullada y muy madura, refleja la fugacidad de la vida, lo que recuerda que la sensualidad del cuerpo pronto decaerá y se marchitará.

Con información del libro de:

Sarah Carr-Gomm. Historia del arte. El lenguaje secreto de los símbolos y las figuras de la pintura universal. Ed. Blume. Barcelona, 2009. 14. Pág.

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