Dámaso Alonso
1898 – 1990

Dámaso Alonso fue un reconocido escritor español perteneciente a la generación del 27, nacido en Madrid el 22 de octubre de 1898 y fallecido en la misma ciudad el 25 de enero de 1990.
Estudió dos carreras, Derecho y Filosofía y Letras, las cuales le otorgaron sus dos licenciaturas, y también cursó estudios de Historia. Colaboró con varias publicaciones literarias, como son Revista de Occidente, Los Cuatro Vientos y Revista de Filología Española, de la cual fue director. Por otro lado, fue fundador de la colección Biblioteca Romántica Hispánica para la Editorial Gredos, que consta de obras de referencia tanto de historia como de teoría literaria y lingüística.
Como escritor, cultivó tanto la poesía como el estudio de la lengua. Entre sus poemarios, encontramos «Poemas puros», «Gozos de la vista» e «Hijos de la ira». Este último marcó el comienzo de su poesía desarraigada, producto de las horribles vivencias que le provocaron tanto la Guerra Civil como la posguerra, y que expresa el desagrado, el asco que le causaba esa faceta del ser humano; esto se refleja claramente en su poema «Monstruos». De sus publicaciones filológicas, destacan «La lengua poética de Góngora», «De los siglos oscuros al de Oro» y «En torno a Lope».

INSOMNIO

Madrid es una ciudad de más de un millón de cadáveres (según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo y me incorporo en este nicho en el que hace 45 años que me pudro,
y paso largas horas oyendo gemir al huracán, o ladrar los perros, o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán, ladrando como un perro enfurecido, fluyendo como la leche de la ubre caliente de una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios, preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres en esta ciudad de Madrid,
por qué mil millones de cadáveres se pudren lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día, las tristes azucenas letales de tus noches?

ORACIÓN POR LA BELLEZA DE UNA MUCHACHA

Tú le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;

esos bultos de nieve, que bullía
al soliviar del lino la tersura,
y, prodigios de exacta arquitectura,
dos columnas que cantan tu armonía.

Ay, tú, Señor, le diste esa ladera
que en un álabe dulce se derrama,
miel secreta en el humo entredorado.

¿A qué tu poderosa mano espera?
Mortal belleza eternidad reclama.
¡Dale la eternidad que le has negado!

MONSTRUOS

Todos los días rezo esta oración
al levantarme:

Oh Dios,
no me atormentes más.
Dime qué significan
estos espantos que me rodean.
Cercado estoy de monstruos
que mudamente me preguntan,
igual, igual, que yo les interrogo a ellos.
Que tal vez te preguntan,
lo mismo que yo en vano perturbo
el silencio de tu invariable noche
con mi desgarradora interrogación.
Bajo la penumbra de las estrellas
y bajo la terrible tiniebla de la luz solar,
me acechan ojos enemigos,
formas grotescas que me vigilan,
colores hirientes lazos me están tendiendo:
¡son monstruos,
estoy cercado de monstruos!

No me devoran.
Devoran mi reposo anhelado,
me hacen ser una angustia que se desarrolla a sí misma,
me hacen hombre,
monstruo entre monstruos.

No, ninguno tan horrible
como este Dámaso frenético,
como este amarillo ciempiés que hacia ti clama con todos sus tentáculos enloquecidos,
como esta bestia inmediata
transfundida en una angustia fluyente;
no, ninguno tan monstruoso
como esa alimaña que brama hacia ti,
como esa desgarrada incógnita
que ahora te increpa con gemidos articulados,
que ahora te dice:
«Oh Dios,
no me atormentes más,
dime qué significan
estos monstruos que me rodean
y este espanto íntimo que hacia ti gime en la noche.»

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