Jairo Alarcón Rodas
Ensayista y catedrático universitario

Me olvidé por completo del nefasto Congreso de la República, que poco más de un millón de jóvenes se quedaron sin estudiar este año, me sustraje de la miseria que envuelve al país, de la violencia, de los magros servicios de salud, de la corrupción, del ambiente aciago que se vive en mi trabajo. Hoy, por unos instantes, me desconecté de todo y me sentí muy afortunado pese a que muchos en este país son desdichados toda su vida.

Como todo un privilegiado me fui a la Antigua, apenas a 42 kilómetros de la capital, llegué y busqué donde desayunar. Caminando ordené a mis pasos ir a un lugar que me trae muchos recuerdos. Decidí ir a un café que se encuentra a un costado del edificio de la cooperación española. Recuerdo ese lugar porque allí, en una de sus paredes, se encontraban, hace unos años, una serie de fotografías de una película filmada en la Antigua Guatemala que tuvo como protagonista a Ben Gazzara, Talia Shire, David Moscow, Pedro Armendaris Jr, entre otros.

Looking for Palladin, Buscando a Palladin, es su título en español, del film dirigido por Andrzej Krakowski, realizado en 2008 y estrenado el 30 de octubre del 2009. Curiosamente entre los actores guatemaltecos que aparecieron en esa producción cinematográfica, estaban, además Angélica Aragón, Jairon Salguero, Roberto Díaz Gomar, Joam Solo, Tuti Furlán, Luis Argueta, Josué Soto Mayor, Arturo Castro, Sofía Comparini, Cecilia Santamarina, Rodolfo Espinoza, Jimmy y Sammy Morales.

Las imágenes pegadas en la pared me dejaron la inquietud de ir a ver la película y efectivamente, poco tiempo después lo hice. De la película no diré mucho, simplemente que me gustó. Es la historia de una estrella de Hollywood que, tras su retiro, decide residir en la ciudad de Antigua Guatemala, empleándose como cocinero en el citado café. Con esos antecedentes se podrá tener una idea de lo surrealista de la historia.

A Ben Gazzara, Jack Palladin, célebre actor de Hollywood, lo llega a buscar Josshua Ross (David Moscú), un presuntuoso agente de talentos el cual, desde su llegada, se burla de la idiosincrasia de los habitantes de esa ciudad, dándole un toque de jocosidad e ironía al filme. Ross busca insistentemente a Palladin, a pesar de tener una enemistad particular con la estrella debido a problemas personales del pasado.

El actor había estado casado con la madre del agente, hecho que los confrontó por mucho tiempo. La búsqueda y encuentro no solo significó para ellos una simple relación contractual sino, el encuentro de un padre con su hijo. Conforme se desarrolla la trama, una serie de vicisitudes van apareciendo, en los que vínculos humanos destacan momentos de humor e ironía.

Refiriéndose al guión de la película su director, Andrzej Krakowski en entrevista concedida dijo: Nos hemos convertido en una sociedad pasajera, una cultura de nómadas. En vez de trabajar para vivir, vivimos para trabajar. Empacamos y nos mudamos siguiendo las últimas tendencias del mercado y nuevas oportunidades de empleo, dejando atrás los lastres no deseados, siendo estos los padres o los amigos. Y entonces, ¿quién es el perdedor? Llega un momento inevitable en que nos volvemos a encontrar y miramos a nuestros hijos y ellos a nosotros, y pensamos ¿quiénes son estos extraños? De eso es lo que trata Buscando a Palladin.

Otra vez que visité ese lugar mi sorpresa fue grande al ver que las fotografías ya no estaban, pregunté qué había sucedido y se me indicó que habían sido removidas por la remodelación que había sufrido el lugar, no pregunté más. Sin embargo, cuando llego a ese café, para mí, las fotos permanecen ahí, adheridas a la pared, ya son parte del lugar. Las veo cada vez que estoy entre sus paredes como repetidos Déjà vu.

Ahora, con el paso de los años, recreo mi mente de nuevo con esas fotografías y me doy cuenta que muchos sucesos han cambiado a partir de la fecha en que las vi por primera vez. Como es natural, el tiempo sigue su curso. Y en segundos, el pasado se comprime en mí y las imágenes de la película, recrean nuevamente mis recuerdos, que se mezclan con la lectura que hago.

Dos de los protagonistas ya murieron, Pedro Armendariz Jr en el 2011 y Ben Gazzara en el 2012. Uno de los extras de la película, es ahora el Presidente de Guatemala. No obstante, muchas cosas que se vivieron por aquellos tiempos fuera de la ficción de la película, no han cambiado en el país, permanecen como si el tiempo se hubiera detenido. ¿Será que con Guatemala falló Heráclito y en realidad, no todo cambia? Ya pasaron ocho años de eso y todo sigue igual. Y pasarán mil años dijo Irisarri y esto no cambiará.

Por breves instantes me desconecté del mundo sumergido en las páginas de un libro de Umberto Eco y sentí que, con cada línea que leía, eran palabras que el mismo escritor me decía. Fue como aquellos extraños momentos en los que se coincide con las ideas de otra persona, ya lo dijo Max Horkheimer, todo lo que es considerado convincentemente, tuvo que haber sido pensado por otro.

Así me sentí, como se le habla a un amigo en una conversación amena, que no queremos que termine. En un estado de tranquilidad y desasosiego estuve en ese café leyendo a Umberto Eco. Coincidencias de pensamiento, de ideas y juicios críticos y una que otra desavenencia que es parte del diálogo.

Filosofar a partir de temas cotidianos fue lo que me sustrajo de la realidad y me hizo valorar el tiempo que podemos darnos, con la sencillez que da la serenidad, a partir de pequeños detalles, que lastimosamente no todos tienen el privilegio de gozarlos. Asimétrica es la condición social que se vive en Guatemala en donde las múltiples oportunidades y privilegios para algunos se traducen en escasas y casi nulas para la mayoría.

Por breves momentos dialogué con Eco sobre las estupideces y locuras que cotidianamente cometemos. Valores superficiales, ignorancia, inmediatez, robotización que desde hace algún tiempo amenazan a la humanidad y que se acentúa en la era de la tecnología del siglo XXI, en la que cada vez más las personas se hacen más dependientes de las máquinas y mucho más alejadas de los sentimientos y del contacto humano.

Filósofos, poetas, escritores han alertado sobre la pérdida de valores que aceleradamente aqueja a la humanidad. Señalando la alienación, la despersonalización y cosificación que sufren los individuos en sociedades donde lo que importa es el tener y en el que hombres y mujeres se convierten en mercancías.

Esclavos del tener, muchas personas se suman a esos sectores alienados que aniquilan a aquellos que necesitan valorar su esencialidad a través de sus virtudes, creatividad e imaginación. Qué les queda a estos, solamente vivir en una burbuja, aislados del mundo de la masa que aniquila las peculiaridades individuales que buscan la armonía social a través de la inventiva, la imaginación y la razón.

Saberse masificado, empobrecido, disminuido en un sistema que espeta la libertad individual como valor supremo es una ironía más del capitalismo. No obstante, por breves instantes me olvido de todo y me recreo con las páginas del libro que sostengo en mis manos, sé que la fruición terminará cuando regrese de ese estado alterado, mientras tanto el presente y el pasado se confabulan para hacerme sentir ben.

Encantado por las motivaciones de las páginas de los libros, ha sido la experiencia que he vivido por mucho tiempo y que se ha repetido con fragmentos de obras literarias como El quijote de la Mancha, Crimen y castigo, El conde de Monte Cristo, El hombre que ríe, La vida está en otra parte, La consagración de la primavera, por citar algunas obras.

El castigo perpetrado a un caballo por un hombre ruin visto a través de los ojos de un niño en Crimen y castigo, el momento en el que Gwynplaine encuentra a Dea, bajo la nieve, la inocencia de Jaromil y su despertar a las emociones. Las fantasías del Quijote en un mundo de aventuras. La abnegación de Haydée por Edmundo Dantes son momentos especiales que me sustrajeron del mundo para pensar en el mundo.

Los seres humanos tienen la característica de poderse mudar de un lugar a otro, de enfrentarse a circunstancias hostiles lo que Darwin llamó adaptabilidad, aunque muchas veces sean vencidos. Por ello es que la imaginación en él, tiene la virtud de posibilitar que trascienda y se instale entre mundos de realidad y fantasía.

Saber empalmar la realidad con la ficción es virtud de los creadores del arte. El escritor tiene la magia de conectar los aspectos existenciales, cotidianos y mundanos que aquejan a los seres humanos en general, con aquellos que cada uno de nosotros, en algún momento de nuestra existencia, hemos vivido. Nos vemos arrastrados a las páginas de los libros y en partes de ellos somos sus protagonistas.

Pienso que hay libros que a propósito no queremos terminar y por ello nos tardamos un buen tiempo en finalizarlos, quizás sea por el miedo a que se vayan de nuestras manos y se termine el gozo que nos proporcionan. Libros que satisfacen con cada lectura, que nos deleitan con cada página, pues en cada línea que vendrá hay una nueva sorpresa por descubrir. Los seres humanos vivimos de sorpresas; es lo que nos sorprende lo que nos da el ánimo para seguir viviendo.

Me desconecté de la realidad con un libro, mis recuerdos y mis reflexiones. Alcancé la felicidad por unos segundos, logré la ataraxia que tanto anhelamos y que se nos escapa de las manos, a veces sin darnos cuenta.

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