Por Carla Natareno
La escritora y filósofa francesa Simone de Beauvoir, escribió un pequeño libro titulado Una muerte muy dulce, después de la partida de su madre. En este libro Beauvoir describe a la muerte como un golpe bajo de la vida, que cuando llega es algo que ofende y que incluso indigna.
Ese golpe bajo llegó a la vida de César Brañas en muchas ocasiones. Primero, cuando él era un niño su madre murió, quedando al cuidado de su abuela paterna, que poco tiempo después también murió. Estos arrebatos de la muerte marcaron la vida del escritor y dejaron en él una huella de tristeza. También contribuyó para que él se supiera diferente porque nunca fue un simple muchacho antigüeño, él poseía la genialidad de la literatura en su pluma.
Brañas creció en un ambiente donde el estandarte era su padre, Antonio Brañas Fernández. A pesar de vivir rodeado por muchas personas, ya que su padre se empeñó a forjar una familia cariñosa, su verdadera compañía fue la soledad y se aferró a ella. Fue así como Brañas fue creciendo mientras descubría su afición hacia las letras, escribiendo pequeñas novelas que marcaban la regla: sus primeras historias están influenciadas por el modernismo de la época.
A los 38 años, Brañas experimentó una terrible noticia: la muerte de su padre. Esto trajo a su vida una nueva ola de soledad y de tristeza.
Devastado, lloró la pérdida de lo único que quedaba de su núcleo, buscó un inútil consuelo en la resignación y en las palabras vacías de consuelo de quienes lo rodeaban. Pero el dolor no se esfumaba, sin embargo logró encausarlo en la escritura.
Dejó a un lado la compostura, las reglas literarias y sin planearlo la catarsis de su dolor se convirtió en uno de los poemas más sobresaliente de las letras guatemaltecas: Viento Negro, elegía paternal.
En ese conmovedor testimonio se retrata las fases de su duelo: el triste asombro, la irremediable negación y la resignación que trae la muerte. De una manera magistral, Brañas creó un poema cargado de imágenes tan sensibles que se pueden percibir: hay dolor, indignación y ternura. Este poema es una manera de entender el luto como un verdadero velo negro que cubre al autor.
Como se puede notar en este fragmento de Viento Negro:
He perdido mi país de nubes.
mi pañuelo de expertos adioses,
mis lanzaderas de golondrinas,
mis manos calladas,
mis carabelas,
mis alas.
He perdido mi país errante,
y ahora soy sólo el joven luctuoso
de la noche desdeñado,
de la luna, de la sombra, de los sombríos huertos,
de los fúnebres jardines, de las negras fuentes,
de los pálidos pozos, de las lentas estrellas,
de las tiernas guirnaldas, desdeñado.
Si bien Brañas escribió modernismo al inicio de su carrera, dejó de hacerlo y Viento Negro cambió su historia literaria, marcando un nuevo rumbo para su obra, que de manera constante, abordó asuntos sobre la muerte, la soledad, la melancolía, temas que están presentes en la vida de quienes se cuestionan sobre su existencia.
Un hombre solo, que vivió entre nosotros
Puede considerarse a César Brañas como un hombre que prefirió vivir rodeado de la soledad. Jamás le interesó la vida pública o el bullicio, e hizo de esto su forma de vida. Él y su obra eran un solo universo y ambas se desarrollaban en total coherencia al pasar de los años.
Respecto al tema de la soledad en la vida de Brañas, en la revista Cultura de Guatemala, de la Universidad Rafael Landívar, de julio/octubre de 1980, el licenciado Mario Alberto Carrera en el ensayo Hacia una valoración crítica de la novelística de César Brañas”, explica que “el valor de un hombre solo radica en la creencia o en la teoría en que la soledad puede ser buscada y deseada. Que no siempre representa, para quien vive así, una tragedia o algo más triste que la vida en compañía. Que puede ser vista como una forma distinta de ser, y de vivir, y no como una monstruosidad o excentricidad”.
Brañas tenía la excentricidad de no querer imprimir sus libros para la venta, pues lo consideraba una traición hacia la misma. Un doloroso dilema llegó a él, porque no quería comercializar con su trabajo pero siempre sintió desdén por el poco reconocimiento que recibía. A pesar de este conflicto decidió imprimir solo pocos ejemplares y obsequiárselos a sus amigos.
Editorial Universitaria se ha dado a la tarea, de darle a la obra de Brañas la notoriedad que merece para traer a la modernidad el trabajo de una de los escritores más olvidados pero que irónicamente es uno de los más sobresalientes en la historia de la literatura guatemalteca.
Y es así como Viento Negro, elegía Paternal, sale de nuevo a la luz pública para llegar a nuevas generaciones y para demostrar que es un poema exquisito que recrea la muerte y el dolor que trae de una manera hermosamente literaria.
Dante Liano, sobre Viento Negro, elegía paternal dice: “este poema se afirma como uno de los más viriles, sobrios y emotivos cantos de amor a un padre que se hayan escrito”. Y lo es.
Asista a la presentación
Viento Negro, elegía paternal, se presentará el domingo 17 de julio a las 16:00 horas. En el marco de la Feria Internacional del Libro. Entrada libre