Por redacción Cultura

La historia de la arquitectura mexicana de la segunda mitad del siglo XX no puede ser narrada sin la obra de Teodoro González de León. Sus museos, bancos, edificios institucionales y corporativos han contribuido a definir el tejido urbano de buena parte de México mediante un concepto de monumentalidad donde conviven modernidad y atemporalidad. El Auditorio Nacional, El Museo Tamayo, El Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) y el Conjunto Urbano Reforma 222 son algunas de sus obras más importantes, mismas que se han convertido en símbolo y referencia de la Ciudad de México.

El arquitecto Teodoro González de León cumplió el 29 de mayo 90 años y varias instituciones culturales del país celebran este aniversario con una serie de actividades en las que se reflexiona sobre su obra, su legado y la influencia que ha dejado en la arquitectura mexicana de dos siglos; un homenaje por sus siete décadas consagradas a la transformación de los espacios como una metáfora y extensión del espíritu humano en las que ha erigido edificaciones monumentales útiles para la ciudad y sus habitantes, en las que ha integrado emoción y belleza al paisaje urbano.

Su destacada trayectoria ha tenido reconocimiento internacional, incluyendo el Premio Latinoamericano en la Bienal de Arquitectura de Buenos Aires (1989), el Premio de la Academia Internacional de Arquitectura (Bulgaria, 1989 y 1994), el Gran Premio de la II Bienal Internacional de Arquitectura de Brasil (1994), entre otros. Es miembro honorario del American Institute of Architects, la Academia de Artes, la Academia Internacional de Arquitectura y de El Colegio Nacional.

Asimismo, junto con los arquitectos Abraham Zabludovsky y Francisco Serrano edificó la Embajada de México en Brasil; posteriormente, con Francisco Serrano, la Biblioteca Pública Estatal y el Centro Administrativo de Gobierno en Villahermosa, Tabasco, las nuevas oficinas de Hewlett Packard, así como las Embajadas de México en Alemania y en Guatemala.

La Embajada de México en Guatemala fue inaugurada el 24 de marzo de 2004 y se ha convertido en un ícono de la arquitectura contemporánea de la capital guatemalteca. Ubicada en la zona 10, corazón financiero y comercial de la ciudad centroamericana, la Embajada de México es un gran complejo arquitectónico que contrasta con su vecina, la iglesia de Ciudad Vieja, construida a finales del siglo XVIII.

El edificio de la Embajada de México, representación oficial del Estado mexicano ante la República de Guatemala, consta de tres cuerpos principales: el primero, la Sección Consular, con una capacidad para dar servicio a más de 500 usuarios diariamente; a un costado, se encuentra el Centro Cultural Mexicano, conformado por el Auditorio “Luis Cardoza y Aragón” con una capacidad para cerca de 400 personas y por la Galería “José Gorostiza” lo cual ha convertido a la Embajada en un nodo cultural de la ciudad de Guatemala. Por último, el edificio de la Cancillería, que alberga 7 agregadurías, 5 secciones, la Jefatura de Cancillería y la oficina de la Embajadora.

La fachada se caracteriza por un distintivo color blanco de concreto cincelado y en su interior los amplios jardines son escenario de eventos oficiales que visten la presencia de México en el país vecino. La imponente estructura de esta Embajada simboliza la importancia de la relación entre México y Guatemala, países que además de compartir una frontera, tienen en común un enorme legado histórico y cultural.

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