Por Byron Cáceres
Barrancópolis

Si tenés una noche libre, un presupuesto de 40 quetzales y la disposición de entregar mente y cuerpo a una de las experiencias más bonitas como escuchar música en vivo, la ciudad de Guatemala, por extraño que parezca, es un lugar que a cambio de lo antes mencionado, te dará varias opciones para satisfacer tus deseos.

Pues uno se imagina que, con las oportunidades que te brinda este país, no podrías gastar Q40 en conciertos de artistas nacionales y esperar shows de alto nivel, pero en Guatemala cualquier cosa puede pasar. Y sí, esa cantidad de dinero fue suficiente para ver a Kontra, Franc Castillejos, Ishto Juevez y mara que sinceramente no conocía, pero que tendrán mi atención a partir de hoy.

¿Qué puedo decir del público? No es masivo como el que se estaría acostumbrado a ver en un toque de rock nacional, pero es constante. Y ante todo, leal. O sea, se identifica con el artista, con su música, sus letras. Se identifica con lo que quiere comunicar. La gente y el artista se vuelven uno mismo.

Justo eso es lo más bonito de este tipo de conciertos, que aunque no te sepás todas las rolas o ni siquiera conozcás a todos los artistas, estás expuesto a sentir nuevas vibraciones, escuchar nuevos acordes, conocer nuevas letras.

A veces cuesta entender que apoyando a esta escena, las bandas podrán ofrecer más a sus fans. Mejor lugar, mejor sonido, mejor puesta en escena, pero lo más importante: más música.

Si no tenés planes para el próximo fin de semana, deberías considerar seriamente asistir a un concierto de una banda local. Podrías terminar gastando menos de cien pesos, asistiendo a tres toques por semana, conociendo a tres o más bandas, apoyando a estas bandas que tanto lo necesitan. Y no porque les falte gente, sino porque les sobra talento.

P.D. Qué rica sabe la chela cuando se toma con música de Franc Castillejos.

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