Texto y fotografías por Oscar Villeda

Esquisses

Mi constante búsqueda por fotografiar temas que completamente desconozco, como un eficiente método para salir de la zona de confort y aprender de primera mano, me ha permitido acercarme a personajes e historias muy inspiradoras desde su propio punto de ver la vida. La más reciente oportunidad definitivamente no fue la excepción.

Diego Telles es un aclamado chef guatemalteco, reconocido dentro y fuera de nuestras fronteras. Desde niño tenía muy claro a lo que se quería dedicar, a pesar de las expectativas externas que le guiaron a tratar de estudiar una carrera universitaria, nunca soltó su mano de la que él sabía, era su verdadera vocación. Luego de graduarse del Intecap y realizar pasantillas en el ámbito de las cocinas internacionales, hoy en día, la creación culinaria se ha convertido en una parte fundamental de su vida.

Platico con Diego entre las mesas vacías de su propio restaurante mientras llega la hora habitual de recibir a los comensales. Probablemente lo que más llama la atención del trabajo que realiza este chef es el carácter innovador que le imprime a sus platos, las posibilidades infinitas que encuentran aquellos que se dedican a buscarlas, en este caso la sorpresa viene en forma de cocina guatemalteca de autor. Esto, en palabras de Diego, significa: “no hacemos comida típica sino que tomamos ingredientes y productos de Guatemala y hacemos nuestra propia visión de lo que es la comida guatemalteca. Nos gusta representar en nuestros platos productos que a veces los mismos cocineros menosprecian porque son productos baratos o de uso diario. Nos gusta ir al mercado y tomar productos para que la gente vea y se dé cuenta que son cosas que toda su vida han comido donde su mamá o abuelita y las pueden probar de una manera que no conocían todavía”.

En la misma sala me acompaña Rodrigo Salvo, la otra mente detrás del concepto que guía esta cocina. Rodrigo nació en Chile y proviene de una familia de panaderos, lo cual lo mantuvo cerca de este ámbito desde que era niño. “En el momento que a uno le toca decidir qué va a hacer por el resto de su vida, algo que me costó mucho, decidí cocinar porque me encanta comer. Creo que las raíces, lo que uno lleva por dentro, fue lo que me ayudó a decidir a estudiar cocina” así se introduce Rodrigo. “Poco a poco me empecé a dar cuenta que la cocina va más allá de alimentarse, se trata también de generar emociones, provocar sentimientos. Siempre me gustó verlo como una forma artística”.

A través de esta fusión de visiones los platos que se sirven en estas mesas son resultado de la colaboración de ambos artistas. El escenario en el que se desarrolla esta obra es el acogedor restaurante llamado Flor de Lis. Para quienes lo visitan queda claro que sus anfitriones creen mucho en el poder que la experiencia que se vive dentro de este recinto. La brecha que separa la cocina de la sala es inexistente, los mismos cocineros serán quienes les sirvan la comida y les guíen a través de la degustación. Aquí no solo se viene a comer y los platos se saborean con todos los sentidos.

Diego y Rodrigo son los capitanes de un equipo de siete personas y estar aquí a esta hora permite sentir la camaradería que existe entre cada elemento. Mejor todavía es el momento preciso en el que llegan los primeros clientes de la noche, entonces el grupo se convierte en una orquesta, cada uno sabe muy bien el instrumento que toca y el aporte que ofrece a la sinfonía de varios platos que tocará a cada comensal.

Para suerte de todos nosotros, no existen suficientes fotos que yo pueda tomar, o palabras que contar, para hacerlos vivir aunque sea una pequeña porción de la experiencia que se vive al entrar en Flor de Lis, esa nunca ha sido mi intención. Tan solo me quedo con la esperanza de haber tocado su propia curiosidad lo suficiente para querer alimentarla y no quedarse con la duda. Pueden empezar por aquí: https://www.facebook.com/flordeliscayala/?fref=ts https://www.instagram.com/flordelisrestaurante/

“… la cocina va más allá de alimentarse, se trata también de generar emociones, provocar sentimientos.”
Rodrigo Salvo, chef de Flor de Lis

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