Por Jenner Santos

Cuerpo y Alma es de esas bandas que demuestran que la buena música es ajena al tiempo y al espacio; porque el talento es un lenguaje que transgrede las barreras generacionales y se plasma debajo de la piel, en el más recóndito rincón de los sentidos haciéndote vibrar involuntariamente, eso es exactamente lo que esta banda guatemalteca sabe y además lo hace muy bien.

La agrupación presentó su disco Incombustible en el 2014 y pese a que su formación data de finales de los años sesenta, nos regalan un material atrevido que abofetea con poder explosivo y lujuria tempestiva a las bandas contemporáneas, diciéndoles: “Ustedes chavos, lo están haciendo mal”.

Desde Mara (la primera rola del disco) se entiende la influencia del rock en sus inicios. Powerchords acompañados de un remate Dantesco son apenas la introducción a unos riffs exquisitos, que te erizan la piel y te vuelan la tapa de los sesos, mientras que la voz no decepciona, porque melodiosa en lo que se puede, lleva el ritmo que nunca decae durante toda la canción.

Hablar de rock en Guatemala es como hablar de la violencia en el país; es algo inexorable para la escena musical que rehúye de la modernización y prefiere sumirse en hacer tributos Andradescos para recordar los tiempos de la garra chapina. Sin embargo, de cuando en cuando la música sabe responder al talento y no a la demanda nostálgica, abriendo la posibilidad del disfrute y dejando descansar a los dinosaurios que, como Atlas, cargan con las penas del mundo haciendo shows antes de necesitar sus tanques de oxígeno para no desfallecer.

En una hibridación de son, folk, rock y psicodelia, la banda le inyecta soberanía a la composición musical, atravesando los niveles rítmicos y dando como resultado una hermosa combinación de solos de guitarra que el mismísimo Hendrix ovacionaría de pie. Pero hay algo más que me llega de este disco y es que no está comprometido con ningún género más que con la esencia de hacer buena música.

La tercer rola denominada Mariguana (vaya a saber uno por qué) es una belleza y mi preferida del disco. Un himno a la traición en clave de surf, (así es, leyó bien. ¡SURF!). Una batería suave y caribeña pero con la velocidad adecuada, acompañada de acordes que te envuelven en el contoneo del swing. – Ella nunca fue sincera contigoooo… Ella era tu amiga, ella era tu amiga. – No existen solos en esta canción, no los necesita; la rola en sí misma te levanta con ganas de agarrar una tabla y cabalgar las olas en Monterrico.

Después de esa repentina fiesta playera, regresan con fuerza a su identidad fundida en el metal. Batería fuerte y acordes de potencia que te invitan al baile y la agitación; una odisea que dura 9.25 minutos. Allí se desentierra la pura genialidad llamada Tu amiga, sabiendo bajar la velocidad en el momento preciso para luego soltar el pelo al viento y dejar que la música inunde los oídos hasta alcanzar el nirvana.

Para terminar el viaje psicorockdélico de este disco, Cuerpo y Alma nos regala En la frontera de la pálida, una divertida canción que habla del sufrimiento indomable de la goma. Con una entrada ligera de guitarra te sumergen en un estado alterado de pacifismo, para luego meterte de lleno a la violencia y la agitación de los acordes fuertes y confusos del mosh (justo como lo hace la resaca). Un final más que digno para el viaje tan soberbio que significa este disco.

Espero atento a lo nuevo que tal vez pueda traer esta banda, ya sea música… o bien la expiración, pero vayan y escúchenlos, destapen los oídos y dejen que su cabeza estalle para ya olvidar y darle de una buena vez digna sepultura a los ídolos decrépitos del rock en Guatemala.


Jenner Santos (Guatemala, 1990) Le gustan más los paches que los tamales y vive atormentado porque Selena murió el día de su cumpleaños. Honesto y vil antes que cae bien. No sabe qué decir cuando le preguntan si es antropólogo o escritor.

“Hablar de rock en Guatemala es como hablar de la violencia en el país; es algo inexorable para la escena musical que rehúye de la modernización y prefiere sumirse en hacer tributos Andradescos”

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