Por Ana Lázaro Verde
San Sebastián, España
Agencia/dpa

«Siempre que vengo a San Sebastián pienso: qué bonita es esta ciudad. Y llevo viniendo 45 años». Frente a la emblemática playa de La Concha, Ana expresa lo que pasa por la cabeza de casi todos los turistas que llegan a esta localidad vasca, situada en el norte de España.

«Lo tiene todo: playa, naturaleza, gastronomía,…». Y en 2016 será, junto a la polaca Wroclaw, Capital Europea de la Cultura. Una atípica Capital Europea de la Cultura.

San Sebastián, o Donosti, como la llaman cariñosamente sus habitantes acortando su nombre en euskera -Donostia-, ya goza de una importante oferta cultural y una buena imagen turística en el exterior.

«Esta ciudad lo que necesitaba era superar un trauma y enfrentarse a algo que le permita seguir creciendo como ciudad y como sociedad», explica a dpa el director de San Sebastián 2016 (SS2016EU), que aglutina un centenar de proyectos en un variado programa.

El arte, la danza, el teatro, el cine, la música, la arquitectura y la gastronomía se convertirán en plato de disfrute durante doce meses, pero también en herramienta «terapéutica» en esta ciudad afectada durante medio siglo por el conflicto separatista vasco.

El llamado conflicto vasco y la violencia de ETA, que mató a casi un centenar de personas en San Sebastián en su afán de conseguir la independencia de la región del País Vasco, están muy presentes en el programa.

El proyecto de San Sebastián 2016 se lanzó con el grupo armado todavía en activo. Su alto el fuego definitivo, en octubre de 2011, lo hizo evolucionar hasta el punto de que ahora no se habla de violencia asociada a ETA, sino de «violencias» en plural, dando cabida a otras situaciones en las que la violencia es protagonista, como las acciones racistas, por ejemplo.

«El origen del proyecto venía de una necesidad más explícita o más inmediata, de un sentimiento de dolor. Ahora no es solo eso. Sino que se trata de ir a la raíz de por qué no somos capaces de trabajar juntos y convivir», dice Berastegui.

«Sin ningún género de dudas, es una oportunidad para conseguirlo», explica a dpa el alcalde de la ciudad, el nacionalista Eneko Goia.

«Se trata de un proyecto en el que queremos utilizar la cultura como elemento transformador, que a la vez es un reto interno: puede servir como instrumento para cerrar determinadas heridas que todavía existen entre nosotros», añade.

San Sebastián, de 180.000 habitantes, fue la ciudad más golpeada por ETA. Allí murieron casi un centenar de personas de las más de 800 víctimas del grupo armado.

Pero incluso bajo esa lluvia de plomo, siempre destacó por su empuje cultural, desarrollado al abrigo de instituciones y eventos de prestigio internacional, como su Festival de Cine, el Festival de Jazz, el Kursaal -diseñado por Rafael Moneo- o el Museo de Chillida-Leku, dedicado al escultor donostiarra Eduardo Chillida (1924-2002).

«Queda camino por hacer pero la diferencia con respecto a lo que vivíamos hace cuatro años es muy grande. Hay recorrido que hacer, hay cosas que hablar, que aclarar y que aprender, pero en general hemos dado un gran salto. Y eso es algo que se percibe en el día a día de la ciudad», asegura Goia.

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