Por Junio Jocol

Hace poco terminó el ciclo de Aves Raras: cantautores al desnudo, una iniciativa apoyada y coordinada por el Centro Cultural de España en Guatemala. El ciclo consistió en presentar a 14 cantautores uno cada dos semanas en el teatrito de dicho centro ubicado en el segundo nivel de lo que antes fuera el Cine Lux.

Cada quince días desde abril hasta diciembre se presentaron Alejandro Arriaza, Claudia Armas, Trip Chatía, Devorah Rahel, Domi Hunziker, El Gordo, Ishto Juevez, El Güero, Pablo Robledo, Raysa Morales, Primocaster, Patza, Josué Eleazar y su servidor Junio Jocol. Todos y cada uno presentando canciones originales acompañados de muchos músicos con un sonido profesional e iluminación en una sala con capacidad para 150 personas cómodamente sentadas en butacas.

La verdad estuve a punto de no participar en el ciclo ya que cuando empezó a organizarse yo estaba viajando por Costa Rica con rumbo a Suramérica (hace años que he venido deseando hacer ese viaje y en esta ocasión parecía que si llegaba) y fui invitado por Alejandro Arriaza y le dije que no podía por estar viajando, el insistió un par de veces más diciendo que era importante y que yo debía estar, le dije que si el CCE me mandaba mi boleto de avión con gusto sino NO (jojana, me salió el divo) pero permítanme explicar, después de varios años de estar tocando en Guatemala, luchando por armar toquecitos en bares para que lleguen 10 personas, no dan muchas ganas de parar un viaje y además pagar de la propia bolsa para poder venir a tocar. La tercera vez que Alejandro me escribió para invitarme coincidió con un momento duro del viaje en el que no estaba consiguiendo toques y se estaban acabando los ahorros, así que al ver que no estaba funcionando mucho la cosa y que estaba peleando con el hecho de toparme con bares que querían gente que cantara covers (y no un peludo que cante sus penas y viajes), decidí aceptar la invitación y participar en esto de las Aves Raras, compré un boleto en oferta 220 dólares ida y vuelta de Bogotá a Guatemala para septiembre (a estas alturas ya había llegado a Colombia) pero con la idea de volver a Guate y con buena excusa, tocar en el CCE.

¿Por qué es importante tocar en el CCE? pues la verdad yo no muy quería porque es feo darle tanta importancia a ciertas instituciones que atraen cierto tipo de público por su prestigio, por su origen, etc. Es doloroso saber que el público guatemalteco se deje llevar por esas cosas más que por el trabajo que uno hace y siendo yo alguien que empezó a mostrar su trabajo en las calles aprendí a sentirme más cómodo con la sinceridad del público sencillo que se conectaba con las canciones así crudas y con las limitaciones que se tienen en esas condiciones.

A pesar de eso siempre he querido poder llegar a mostrar mi música de una forma más completa y digna, acompañado por otros músicos en espacios más adecuados donde la gente pueda poner atención a las letras y disfrutar de un mejor sonido, lamentablemente estos espacios no abundan por no decir que son casi inexistentes en Guatemala y no queda otra más que luchar con la bulla de los bares y las ganas de la clientela de oír las mismas canciones de siempre, es por esto que la idea de tocar en un auditorio, con buen sonido, con iluminación, con gente sentada sin comida ni bebida, dispuesta a escuchar un concierto entero de principio a fin de canciones propias, no es algo tan fácil de rechazar, si a eso le sumamos que el CCE ofreció dar la taquilla en su totalidad como aporte al artista y asumir todos los costos del montaje, pues vi una oportunidad de poder frenar el viaje y regresar a Guatemala a reunir fuerzas.

Al regresar fui a ver el concierto de El Güero y me impresionó mucho. Buenos músicos, muy bien ensayados sobre las buenas canciones que ya conocía de aquel y con la participación de la crema y nata de la poesía nacional, la verdad una muy buena experiencia, lo único que me quedó atravesado en la garganta fue que la sala no se llenó y que una amiga a la que invité al concierto me dijo que no entendía porque había que pagar (Q. 25.00 ), por ir a oír a alguien que nadie conocía, me enojó mucho su postura después de ver la cantidad de esfuerzo y talento que estaban ahí esa noche y que ella creyera que eso no valía ni siquiera unos míseros 25 pesos.

Así seguí yendo a los conciertos que pude, y poco a poco me fui dando cuenta de lo importante de este ciclo que lograba reunir un público de aproximadamente 80 personas en promedio (público que para mi sorpresa y alegría no era clientela del CCE, sino amigos, familiares y clientes de cada uno de los cantautores), a excepción del Ishto Juevez y el Gordo quienes pudieron llenar la sala, los asientos vacíos siempre me daban la sensación de que en Guatemala algo está muy mal. Es feo saber que no hay interés de ir a escuchar a varios de los mejores representantes de la música nacional que tenemos en estos momentos y es que talvez estoy equivocado pero este ciclo reunió a varias de las mejores propuestas, de los proyectos más interesantes y de las mejores voces que tenemos, participaron grandes músicos de mucha trayectoria, grandes canciones, por supuesto no digo que no falte producción, o que no se debe mejorar, pero la cuestión es cómo se puede mejorar o de qué sirve mejorar algo que no tiene un mercado o que no puede ser auto sostenible.

Por el momento me quedo con la alegría de haber estado en varios de esos conciertos, con el orgullo de haber sido una de las Aves Raras, con el gusto de haber escuchado a Devorah y a Domi y sus increíbles voces, de saber que hay buenísimas canciones como las de Alejandro, el Güero y Claudia, que hay propuestas supe interesantes como la de Josué, que al menos El Gordo y Juevez pueden llenar ese espacio, que hay grandes músicos, buenas letras, emoción, etc. etc., cada concierto de este ciclo a mi parecer valía mucho más que 25 pesos (aunque la gente prefiera cervezas), y queda la esperanza de que siga el ciclo y se expanda y que hayan más instituciones como el CCE para poder hacerlo, o que podamos hacerlo solos con nuestros limitados medios, en fin, hayan o no instituciones, público y espacios; sé que seguirán habiendo cantautores y que aunque nadie se entere seguirán habiendo, buenas canciones, buenos músicos, buenas propuestas y la gente seguirá pagando sus cervezas.

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