Por BERENICE BAUTISTA
GUADALAJARA, México
Agencia/AP

Un mensaje en Facebook dio pie a la novela «Fecha de caducidad» de Beatriz Rivas, Armando Vega-Gil y Eileen Truax.

_Cul20_1«Escribí ‘ya llegó la hora de caducidad de nuestro amor»’, dijo Rivas en una entrevista reciente con The Associated Press en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde presentaron el libro.

Decenas de personas respondieron al mensaje y comenzaron a discutir si el amor caduca o no, entre ellos Vega-Gil y Truax.

«De pronto, de broma, puse ‘hasta deberíamos escribir una novela a mil manos’ y a Armando le encantó la idea. A los cinco minutos me llamó y me dijo, ‘hay que escribir la novela»’, relató Rivas.

Juntos invitaron a Truax. Antes de que se dieran cuenta ya tenían 80 cuartillas y estaban muy involucrados con la historia. Rivas llamó a su editor en Alfaguara y le comentó que estaba comenzando una novela y quería conocer su opinión. Al editor le encantó y le pidió que la entregara completa, sólo hasta entonces Rivas le confesó que la habían escrito entre los tres.

«Me dijo, ‘eso me gusta todavía más»’, dijo Rivas.

Los tres autores tienen una amplia experiencia. Rivas ha publicado cerca de 10 novelas, incluyendo «Viento amargo», «La hora sin diosas» y «Amores adúlteros» en coautoría con Federico Traeger. Vega-Gil, más conocido como el bajista de la banda mexicana Botellita de Jerez desde la década de 1980, también ha escrito múltiples libros, como «Diario íntimo de un guacarróquer», «Cuentos de horror, desamor, locura y bolillos» y «La ventana y el umbral». Truax, en tanto, ha escrito para el diario estadounidense La Opinión, fue jefa de información online de Impremedia y actualmente es directora de medios en español de la mesa directiva de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos.

La novela se caracteriza por su actualidad (incluye incluso una conversación con emoticones). La comenzaron a escribir en agosto del año pasado y la terminaron en febrero de este año. Las experiencias de los personajes resuenan con las noticias de México, como la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ocurrida en septiembre de 2014 y por la que se sintieron indignados.

«Es una novela en tiempo real, como si hubieran metido una cámara, un documental en la vida de estos personajes y todo lo que están viviendo en esos meses», dijo la novelista nacida en la Ciudad de México en 1965.

Las profesiones de los personajes de «Fecha de caducidad» son fascinantes: Ágata es una oaxaqueña radicada en Los Angeles que trabaja como relacionista pública de artistas y artesanos, Natalia es una violinista de música clásica y Mateo un físico encargado de radiación en el Instituto de Neurología de la Ciudad de México. Pero aún más interesante es su forma de entender el amor: Natalia es una soltera empedernida en busca de grandes pasiones. Mateo dice que no se puede enamorar, aunque está casado y tiene hijos. Ágata siente deseo por sus dos amigos y también por su esposo, un «gringo» clásico.

Rivas escribió a Natalia, Eileen a Ágata y Vega-Gil a Mateo.

«Nos soltamos, éramos como tres náufragos subidos en tres lanchitas que nos lanzamos como botellas al mar, esperando que en algún momento llegáramos a un puerto», dijo Vega-Gil.

Cada uno escribió además la voz de un narrador omnisciente en el capítulo dedicado a su respectivo personaje.

«Hay gente que cree que el narrador omnisciente sólo lo escribió uno de nosotros, pero no», dijo Rivas.

Al leer tal intimidad entre las confesiones de sus personajes uno se puede preguntar si ha habido romance entre los autores, pero el trío amoroso es sólo literario.

«Tenía que ser», dijo Vega-Gil sobre el enredo en el que se meten Ágata, Mateo y Natalia.

«Esa amistad entre los tres es tan fuerte que el erotismo tiene que ser una parte natural», dijo Rivas.

Al comienzo Ágata presenta a Mateo y Natalia con la idea de que tengan un romance, pero los dos son opuestos. Con el tiempo encuentran en la música un punto en común: además de físico Mateo es melómano y tiene su propia banda. También cuenta de una manera humorosa pero a la vez emotiva la cirugía del guitarrista Alejandro Marcovich de Caifanes, quien en la vida real tuvo un tumor cerebral.

«Soy amigo, muy amigo, de una de las encargadas del acelerador lineal del Instituo Nacional de Neurología», explicó Vega-Gil sobre su conocimiento en la materia.

«Fecha de caducidad» se publicó el pasado octubre. Está disponible en formato físico y digital.

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