Por Alejandro Sandoval

Conocí la obra de Luis de Lión por un docente de secundaria, nada sabía de él y de su historia, nada sabía de lo que en mis manos reposaba y ahora, justamente 10 años después, me siento a escribir —en San Juan del Obispo— sobre “Los Zopilotes y Su segunda muerte” un libro que emana un dolor insoportable y una muerte rezagada, en un lenguaje vivo, lleno de luz: «como retacitos de celofán en el cielo”.

En esta tercera edición de “Los zopilotes y Su segunda muerte” ediciones el pensativo nos vuelve a encontrar con palabra de uno de los grandes y más cercanos maestros de la escritura en Guatemala. Para esta edición hay que darle una profunda felicitación a los editores por un libro tan bien cuidado, el interior tiene un buen interlineado y el tamaño de tipografía adecuado para leer sin hacer esfuerzos sobrehumanos, nada mejor que conmemorar a un autor como Luis de Lión que con una edición limpia. Así antes de seguir tengan por seguro que tienen garantizado que este gran texto está impreso como se lo merece.

Esta no es una puerta al cielo
Después de haber leído “Las puertas del cielo y otra puerta” me quedó grabada esa inocencia solemne y la esperanza dentro, muy dentro de mí. En un viaje a Todos Santos Cuchumatán pensé, al ver las nubes bajo mis pies, que había cruzado esa puerta. Estaba maravillado con la palabra de Luis de Lión y su aventura por construir sintagmas claros, tanto extensos como cortos, cargados de la poética que los idiomas mayas poseen. Esa lectura era como escuchar en cualquier esquina una conversación “x” pero construida en un lenguaje formal y sobre todo arriesgado. También era una lección sobre escribir sonidos que eran imágenes y al mismo tiempo eran un testimonio de quien tiene una pugna con la lengua impuesta y la renueva como símbolo consiente de rebeldía. En ese mismo viaje alguien contó la historia de su hermano pequeño, que en un viaje, aseguró que cielo se estaba cayendo.

Después de la carga de Esperanza en mi lectura anterior de Luis de Lión esperaba encontrar lo mismo en “Los zopilotes y Su segunda muerte”, y en encontré una escritura pulida y oído agudo; encontré también la poesía pero nada de inocencia y esperanza: solo un cielo resquebrajado que yacía abatido en el suelo, y pensé que aquel pequeño tenía tanta razón. “Los Zopilotes y Su segunda muerte” es una fotografía que rescata la historia y la cuenta sin tapujos. Un libro que está pensado para partirnos de dolor y abrir más los ojos a nuestra realidad convulsa.

Caracol de Luto
Para escribir sobre este libro tuve que tomar varios buses y leer en las condiciones que este demandaba: estar en la mitad de una tormenta, correr el riesgo y ver cómo los personajes del libro estaban afuera. El niño lustrador que teme por las pocas monedas que recolectó, el soldado con hambre que ve a su igual como enemigo, los albañiles que se ahogan en agua ardiente, el chico que suda por su primer asalto y que ya asalta sin miedo por necesidad y costumbre. Intenté escribir con tranquilidad pero no pude, hay tanta verdad en este libro que debía tomar un descanso. Entonces tomé otro bus y fui a buscar respuestas para esta escritura a San Juan del Obispo. El camino parece construido por las imágenes de Luis de Lión, una espiral de zopilotes se veía a lo lejos y todos sus sonidos estaban contenidos en el bus. Al llegar caminé por el pueblo haciendo un relectura del libro pero solo encontré la magia de que su escritura está cargada pero ni rastros de la vorágine que me dejó el libro. Así que salí del lugar con mucha paz, estar a un paso de otra puerta del cielo y tener en las manos tantas puertas al infierno no fue fácil. Salí y seguí leyendo en el bus.

Para qué hablar de un viaje en buses si es la reseña de un libro. Pues, porque precisamente es un libro vivo, vigente, que carga con la realidad del país y a su vez es el espejo que a pesar de los años nos sigue mostrando tal y como somos. Adentro hay historias que explotan ante nuestros ojos, primero por sus facultades lingüísticas y segundo; hay en sus personajes amigos, hermanos o conocidos que acaban como no queremos pero es inevitable. Y es allí donde cobra sentido esta escritura que sabe sortear los lugares comunes y multiplica sus posibilidades narrativas y las renueva en cada cuento.

Hay en este libro un testimonio, una ventana, a la historia que por negarla nos sigue condenando. La reedición de esta pieza es un verdadero homenaje a la obra de Luis de Lión porque hace una metáfora de sus posibilidades narrativas con las posibilidades que este libro tiene para los lectores. Y no solo hablo de historia hablo de la cátedra escritural, del manejo de un lenguaje vivo y bien construido. Nada pierden con ir a buscar este libro y disfrutar de un fin de semana de la palabra que nos renueva. No se nieguen a leerlo y si lo hacen recuerden “¿En qué shola puede caber ese pensamiento?”.


Próxima presentación

En Antigua Guatemala, contaremos con la presencia del periodista y escritor antigüeño Luis Aceituno, y los editores y poetas Carmen Lucía Benítez y Luis Méndez Salinas. Jueves 27 de agosto, a las 18:00 horas. Casa Pensativa, 4 calle Oriente # 38, Antigua Guatemala.

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