Por Itzel Zúñiga
Ciudad de México
Agencia/dpa

La calle 58 del centro de la ciudad de Mérida, en el estado de Yucatán, en el Caribe mexicano, es el lugar de trabajo de un grupo de mujeres que, como muchas otras, se ocupan de día del hogar y de sus hijos. Sin embargo, por las noches, salen a vender su cuerpo a cambio de unos pesos.

La estadounidense Susan Collard se sintió conmovida por sus historias y decidió contarlas con un montaje coreográfico titulado «Las mujeres decentes de la calle 58» que se presenta en el foro «La Cantera» de Ciudad de México con la compañía Asheville Contemporary Dance Theatre.

«No son mujeres especiales ni diferentes de otras pero están decididas a sobrevivir y provienen de circunstancias muy duras. Han creado camaradería o respeto la una por la otra, un deseo de proveer a sus familias y a seguir viviendo», dijo a dpa Collard, directora artística de la obra estrenada en Mérida en el Festival Internacional de Danza Contemporánea Oc-Ohtic 2012.

Collard supo de ellas por el libro del antropólogo danés Christian Rasmussen, llamado «Las mujeres decentes de la calle 58», en cuyas páginas se narra la historia de 22 trabajadoras sexuales. Esa publicación inspiró a la coreógrafa para idear esta danza de una hora de duración, basada solo en dos de esas mujeres, Devota e Inés.

En 2012 el Museo de Arte Contemporáneo de Yucatán, antiguo territorio maya, montó una exposición de fotografía, pintura y textiles basada en el libro de Rasmussen, que llamó la atención de Collard.

Su trabajo, agregó, es una manera de reivindicar a estas mujeres, que se prostituyen por diversas razones. Algunas son madres solteras, otras se iniciaron el oficio más antiguo de la humanidad tras ser violadas cuando eran muy jóvenes y otras tantas son el sustento de sus hijos, padres o maridos enfermos.

El proceso de creación fue largo y tortuoso. Cuando la directora artística y fundadora del Asheville Contemporary Dance Theatre relató el proyecto a sus bailarines no hubo entusiasmo, sino escepticismo, así que tuvo que trabajar con cada uno de manera individual y transmitirles la emoción de cada historia para reflejarla en el escenario.

Giles Collard, co-director y esposo de Susan, explicó que cada vez que se interpreta esta obra, la reacción del público es diferente.

«Por ejemplo en Estados Unidos la gente llora, se conmueve y dice ‘no conocía estas historias, no sabía que esto pasaba’. En México es diferente, es de lo más común, es algo normal para la gente», prosigue Giles, quien habla español y un poco de maya.

Para Devota e Inés y sus compañeras, ver sus vidas plasmadas en forma de danza fue un orgullo y una muestra de respeto, planteó Giles, quien destacó: «Este trabajo coreográfico enfatiza fuertemente la necesidad que tienen ellas de proteger su cuerpo y protegerse emocionalmente».

Otros montajes de los Collard y el Asheville Contemporary Dance Theatre muestran su gran apego por la cultura mexicana, como «Los amores de Tina Modotti», «Buscando a Frida» y «La leyenda del chocolate».

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