Por: David José Escobedo Mayén

La Ciencia Política es el estudio científico del poder. De las relaciones humanas en las que unos mandan y otros obedecen. Pero no es el único ni el más importante. En el curso de cientos y hasta miles de años, los seres humanos han explicado (y justificado) las relaciones de poder en términos filosóficos, teológicos, ideológicos y hasta mágicos.

El estudio científico de la política es mucho más reciente. Nació con Aristóteles, renació con Maquiavelo en el siglo XVI y apenas está consolidándose, porque todavía está muy intoxicado con consignas ideológicas y valoraciones especulativas.

Consciente de esa realidad, el autor Giovanni Sartori en su libro La Política (Lógica y método en las ciencias sociales)  propone su criterio de demarcación entre la ciencia y la filosofía, entre la politología y la filosofía política. Tal criterio se basa en el estudio onomatológico, lógico y emotivo de las palabras, así como en el análisis comparativo con otras ciencias sociales, tales como la sociología y la economía.

En términos generales, la ciencia empieza ahí donde el investigador restringe su lenguaje emotivo, ahí donde el investigador con un lenguaje neutro y especializado da cuenta de los hechos que son observables. El científico hace preguntas, propone explicaciones causales a los fenómenos y somete a la prueba de veracidad (o falsedad) sus hipótesis o supuestos.

Por el contrario, el filósofo, el teólogo, el ideólogo, plantea valoraciones subjetivas, dogmas, propone pautas de comportamiento moral (deber ser), en no pocas veces usa un lenguaje oscuro e inefable, transfigura o poetiza los hechos y va más allá del mundo observable (a excepción de las filosofías antimetafísicas, por ejemplo, el empirismo inglés).

El problema de la diferencia entre la verdad científica, las verdades de la filosofía y la religión no es tanto un asunto de fines sino de método; tal como se ve, el método de la ciencia es radicalmente distinto al de los otros saberes ya mencionados.

Para el caso particular de la ciencia política, desde una perspectiva epistemológica, se observa que hay una excesiva contaminación con conceptos, teorías y valoraciones de filósofos políticos de tiempos idos, lo cual le impide: la objetividad a la hora de abordar los fenómenos políticos y la explicación teórica de nuevas realidades políticas.

También hay otro extremo, el cientificismo depurado de todo saber filosófico, que dada su obsesión con el comportamiento racional observable, no da cuenta de los grandes problemas políticos y de los anhelos, normas, motivos, pasiones y valores por los que realmente la gente pelea, vive y combate en la arena política. (Piénsese en la teoría de sistemas, teoría de los grupos de presión, teoría behaviorista, teoría elección racional, teoría de la elección pública y la elección social).

La solución “sartoriana” a estos extremos la encuentra en una nueva síntesis metodológica en la que la ciencia política pura se cultiva a la par de la ciencia política aplicada, esto con el objetivo, de que el arte de gobernar se traduzca en una serie de intervenciones eficaces. Ciencia y acción política empezarían a ir de la mano para transformar la realidad.

En el mundo occidental, por muchos siglos, la guía para la acción política de los seres humanos ha sido el conjunto de doctrinas ideológicas que han germinado por el cultivo de los filósofos políticos. No han sido pocos los monstruos (totalitarismos, guerras) que han nacido por estar guiados por ideas equivocadas. Sartori por medio de su propuesta metodológica pretende que esa acción política sea guiada, ya no por la filosofía ni sus engendros ideológicos, sino por la ciencia.

La crítica que se puede hacer en este punto a Sartori es que la cientifización de la política la haría más eficaz, pero no mejor, ya que podría dirigirse a favor o en contra de cualquier grupo social. Los objetivos de la política, así como de cualquier ciencia aplicada no son fijados por patrones científicos, sino por intereses sociales.

Este libro aborda problemáticas filosóficas y gnoseológicas interesantes. Es un clásico de la ciencia política indispensable para poder discernir entre lo que es ciencia, lo que es filosofía y lo que es ideología, además es un llamado a que la acción política vaya de la mano de la ciencia política y menos de consignas ideológicas. Adquiéralo en el Fondo de Cultura Económica.

Recuerde que esta y otras novedades puede adquirirlas consultando en www.fceguatemalaenlinea.com y a través de WhatsApp: : 5017-3130 o por mensaje directo en redes sociales: FCE Guatemala. El envío es gratis en compras mayores de Q200, dentro del perímetro de la Ciudad de Guatemala y Q300 en los departamentos. Aplican restricciones. Puede visitarnos en 11 calle 6-50, zona 1, de la Ciudad de Guatemala.

La mancha en el espejo, de David Huerta

Más de treinta años de la obra poética de David Huerta, uno de los más importantes poetas de México, han sido incluidos en este volumen. Entre los títulos que figuran en el libro se encuentran Versión, publicado en 1978 por el FCE, junto a títulos recientes como La música de lo que pasa (1997), El azul en la flama (2002) y Hacia la superficie (2003).

Las Casas en la historia, de Marcel Bataillon

Valoración biográfica en la que, por una parte, se analiza su papel como cronista de Indias, y, por otra, se rescatan los acontecimientos clave en su defensa de los naturales. Marcel Bataillon recupera las diversas interpretaciones sobre el clérigo y cuestiona la imagen esbozada por algunos estudiosos.

Cómo cuidar un ángel, de Chihiro Nakagawa

El ángel de Sachi sólo come historias. No las que aparecen en libros gordos y pesados, sino aquellas que le suceden a ella todos los días: en la escuela, con su familia, camino al hogar… Pero cuando llega una nueva alumna, Sachi no se acerca a conocerla y, por primera vez no alimenta a su ángel. ¿Qué pasará con él? ¿Se irá de casa en busca de otro dueño? ¿O incluso algo peor? Las ilustraciones de Chihiro Nakagawa, de trazos simples y entrañables, acompañan esta enternecedora historia sobre la voz escondida del espíritu, una invitación a asumir decisiones sin importar las opiniones del exterior, a nunca olvidar los sentimientos propios, y a perseguir lo que verdaderamente anhelamos.

Artículo anteriorGlasner: «Toda Europa va a disfrutar de este partido»
Artículo siguienteFed quiere que se modere el crecimiento de EE. UU.  para bajar la inflación