Paciente Ella Balasa. Foto la hora: Richard Drew/AP.

Alfonso Mata
lahora@lahora.com.gt

Me acabo de topar con una pareja de jóvenes que está a punto de casarse y al preguntarles si tenían planes de tener hijos, ambos contestaron que sí y al indagarlos sobre si alguien les había o estaba enseñando, su silencio fue elocuente y al interrogarlos cómo se sentían ante ello, esta fue su respuesta:

Recomendaciones basadas en evidencia, emitidas por grupos y organizaciones internacionales como UNESCO, OMS, UNICEF, son precisas en enfatizar la necesidad de iniciativas nacionales, de políticas y programas para promover conocimientos, propiciar actitudes y fortalecer prácticas adecuadas en la crianza de niños tanto de forma individual como social y esto debe ser parte de procesos educativos preparatorios a tenerlos.

En el artículo anterior (https://lahora.gt/la-crianza-del-nino-prioridad-politica-olvidada/) hablábamos que el cuidado del niño empieza en casa y que es importante que el padre y la madre tengan buenos conocimientos, actitudes y prácticas en el cuidado del niño y que eso solo es posible si el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, el de Educación trabajan de la mano con la comunidad.

LOS PILARES DE LA PARTICIPACIÓN DE LOS PADRES

Cada quien tenemos criterios diferentes sobre qué es salud y sobre cómo trabajarla para conservarla y adquirirla, pero hay cosas que todos debemos hacer para ello y debemos entender que la salud empieza por lo que se hace en casa y hay normas que todo padre y madre puede adquirir para hacerlo de mejor manera y de esas cosas hablaremos en este artículo.

Conocimientos ¿qué quiere dar a entender el Sistema de Salud cuando habla de conocimientos? pues bien, “conocimiento” para fines prácticos, podríamos decir que se refiere a dos cosas que deben ser desarrolladas y adquiridas por los padres: primero la información y las habilidades adquiridas a través de la experiencia o la educación y segundo, la comprensión de un problema o fenómeno de salud relacionado con el mantenimiento de la salud y el conocimiento de las enfermedades más comunes en los niños, de parte de los padres.

Los conocimientos solos, no nos sirven de nada, deben acompañarse de “Actitudes” se refiere a puntos de vista, perspectivas, reacciones o formas de pensar, establecidas sobre aspectos de la crianza de los hijos o el desarrollo infantil, incluidas las funciones y responsabilidades de los padres en cuanto a salud y enfermedad. Las actitudes de una persona están relacionadas tanto con lo que sabe y ha experimentado como con creencias culturales fundadas en la experiencia común de la comunidad en que viven y trabajan los padres. El trabajo de Educación y Salud en este aspecto, también debe ser conjunto.

Y las «prácticas» estas caen en el campo del actuar ante algo, ante la salud, ante la enfermedad. Se refieren a los comportamientos de crianza que se tienen con los hijos, a los enfoques que se usan para la crianza de los hijos, para dar forma a su desarrollo. En términos generales, el conocimiento se relaciona con la cognición, las actitudes se relacionan con la motivación y las prácticas se relacionan con formas de participación o comportamiento, pero los tres pueden provenir de lo que se aprende dentro del sistema educativo y de salud y de la cultura.

LO QUE NOS DICE EL SISTEMA DE SALUD

La utilidad y buen uso de esas tres condiciones por los padres para la crianza de los hijos, nos muestra que esos tres componentes son recíprocos y se encuentran entrelazados teórica, empírica y bidireccionalmente, comunicándose unos a otros. Por ejemplo, las prácticas están relacionadas con el conocimiento y las actitudes, y con frecuencia implican la aplicación del conocimiento. De acuerdo con la teoría de la modificación de la conducta, la actitud de una persona a menudo determina si usará el conocimiento y lo transformará en práctica. El educador en salud debe grabarse que, si uno no cree o no valora el conocimiento, es menos probable que actúe sobre él. Lo que los padres aprenden a través de la práctica de ser padres, también puede ser una fuente de conocimiento y puede moldear sus actitudes. Entonces el educador y el salubrista deben considerar esas dos condiciones.

Las actitudes de los padres también se ven influenciadas por la autoeficacia que tengan, que se ha definido en términos generales como el nivel de confianza de los padres, sobre su capacidad para tener éxito en ese papel. El salubrista debe fomentar la capacidad de autosuficiencia de los padres para lograr una buena crianza de sus hijos si quiere tener éxito en sus programas.

Finalmente se debe considerar que el conocimiento, las actitudes y las prácticas de la crianza de los hijos no solo están moldeados entre sí, están también moldeadas por una serie de factores contextuales sociales y ambientales naturales, incluidas las características de los niños (por ejemplo, género, temperamento, etnia); las propias experiencias de los padres (por ejemplo, las de su propia infancia) y las circunstancias; las expectativas aprendidas de otros, como la familia, los amigos y otras redes sociales; sistemas culturales y las demandas ambientales.

Pero hay algo que no podemos dejar atrás si queremos mejorar el desarrollo de nuestros niños: la perspectiva política sobre la forma de ver por el Estado a la familia: de particular relevancia en estos son los factores contextuales de gobernar, que influyen en el conocimiento, las actitudes y las prácticas de los padres y que tiene su mejor manifestación en los apoyos estatales disponibles dentro de la comunidad y proporcionados por las instituciones, así como por políticas que afectan la naturaleza y la disponibilidad de los servicios de apoyo.

Sin embargo, cabe señalar que en la planificación nacional y dentro de la política nacional actual que tenemos, la direccionalidad y un enfoque de buena crianza y de su apoyo, no están bien delineados políticamente y mucho menos las aplicaciones de estos conceptos a la crianza de los hijos.

Igualmente Vale la pena señalar, que se hace necesario reforzar la investigación nacional respecto a la asociación entre el conocimiento, las actitudes y prácticas de los padres y los resultados infantiles. Todos debemos conocer sobre esos datos, que suelen encontrarse en encuestas nacionales y locales a fin de entender lo que sucede y colaborar a solucionar los problemas adquiriendo o poniendo en práctica nuestros conocimientos, actitudes y prácticas como se sabe que es mejor para obtener buenos resultados.

Hablaremos en los siguientes artículos un poco de cada uno de esos aspectos: conocimientos, actitudes y prácticas y de su importancia en la crianza del niño.

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