Alfonso Mata
lahora@lahora.com.gt

HEPATITIS C

Podría tenerla usted sin saberla y sin molestia alguna y eso, por años. En las calles de todas las ciudades más que en las áreas rurales, diariamente se desplaza gente, miles probablemente, llevando dentro de su cuerpo un temible virus que tarde o temprano se estimula y como el virus de ese mal puede vivir por décadas en silencio y cómo también afecta a tanta gente, se le conoce como la epidemia silenciosa (usted está infectado y no tiene idea). Se afirma que de los que andan deambulando con la enfermedad ahorita, el 70% no tienen signos o síntomas como para decir: tengo hepatitis C. Algo peor, los que puede que tengan fiebre, fatiga, náuseas, eso podría creerse que es otra cosa, cuando es Hepatitis.

Lo que sabemos los médicos de hepatitis C es poco también. Que si usted tiene entre 54 y 74 años es cinco veces más probable que la tenga que los mayores o menores de esas edades. Que para hacer un diagnóstico adecuado necesitamos pruebas de laboratorio.

Y sabemos que ataca primordialmente el hígado. Ese órgano que está pendiente de todo lo que usted bebe, come o de los medicamentos que toma, siendo su trabajo descomponer elementos tóxicos que vienen de esas vías para que puedan ser eliminados. El hígado realiza alrededor de más de 500 funciones claves, no hay fábrica en el mundo que se aproxime ni remotamente a ello y consigue dañarlo el virus de la hepatitis C cuando uno menos se lo espera. Ese daño puede ser agudo, una enfermedad leve que puede durar hasta seis meses después de adquirirse y una de cada cuatro personas de esa manera se libera del virus. Si en virus permanece más de seis meses en el cuerpo, la infección por hepatitis C se convierte en una infección crónica que resulta muy difícil de detectar, ni por los radares inmunológicos del enfermo crónico y por eso no se puede eliminar el virus.

Consejo: Es usted persona de más de o por los cuarenta años: Hágase la prueba de hepatitis C para evitar que se produzca daño hepático si tiene el virus. Esto debe hacerlo porque este virus no se descubrió antes de los noventa, las sangres donadas tan útiles en la cirugía no se examinaban antes del 92 para ver sin contenían ese virus y las personas nacidas entre los años 45 y 65 del siglo pasado, probablemente contrajeron la enfermedad entre los 60 y 80 cuando las medidas de control no eran tan estrictas.

Usted debe también saber que una de cada cinco personas con hepatitis C crónica, desarrollarán cirrosis que conforme va avanzando dificulta la función del hígado, generando otros trastornos que finalmente pueden conducir al cáncer o a la muerte. Como en la mayoría de enfermedades, en la cirrosis, en su etapa inicial, normalmente hay suficientes células sanas en el hígado y este puede hacer su trabajo, pero a medida que avanza se van perdiendo las funciones hepáticas y finalmente la muerte. Si usted quiere la prueba gratis, vaya a un centro de donación de sangre y si sale bien pues que mejor y no sea mal agradecido, done su sangre que salva vidas. Bien, usted manda.

SARAMPIÓN

Como en muchos países del mundo, en Guatemala el Sarampión se consideró eliminado hace algunas décadas, pero la cosa no ha terminado, el sarampión se presenta o puede presentarse en personas no vacunadas y eso está sucediendo y de hecho en nuestro medio se han reportado brotes. No tenemos epidemia sino brotes y eso se llama así cuando en un espacio del territorio nacional se reportan al menos tres casos y debido a que un alto porcentaje de nuestra población fue vacunada es poco probable que vayamos a tener una epidemia. Pero en algunos lugares pequeños en donde la campaña de vacunación ha sido mala pueden ocurrir más casos y eso es lo grave, se vuelve epidemia. Si usted es adulto no se confíe, puede adquirirlo si no fue inmunizado.

No se deje llevar por la mala propaganda, las vacunas no producen autismo ni cosa similar o cáncer u otra enfermedad ¡no! eso es mentira. Ni tampoco está prohibida por religión alguna y debemos tomar en serio que cuando no vacunamos a quien se debe vacunar, estamos propiciando la diseminación del virus pues muchos de estos como el del sarampión para propagarse lo hace de persona a persona.

Entonces y sin excepción, no es el Gobierno el responsable único de nuestros males de salud. Tanto en el caso de la hepatitis como del sarampión, la otra cara para que se pueda dar un buen control de la salud pública es, que como parte que somos de una comunidad, como individuos debemos hacer cosas en pro de la salud que beneficien a esa comunidad y cada sociedad establece reglas sobre el comportamiento aceptable para proteger el bien mayor que es la salud. Nosotros consideramos que vacunarnos y cuidarnos es responsabilidad de todos.

La gente dice cuando oye sobre estas enfermedades: Pero si sólo son 5 casos. ¡No se haga el papo!, lo que hoy son 5, mañana son 50, al mes 500 y así crece el número de casos y eso lo tenemos que pagar todos.

Tenemos una prueba para saber si tenemos hepatitis C y curarnos y controlarnos a tiempo, tenemos necesidad de donadores, de sangre, tenemos una vacuna del sarampión y todo eso funcionará bien, si todos colaboramos acá no es cuestión de voto, es de responsabilidad individual y comunitaria. Si no tenemos un pensamiento de bien colectivo, para proteger a los más vulnerables, eso también detiene la evolución de la salud pública. Un interés estatal convincente sin un interés comunitario adecuado, anula el efecto. Solo la lucha contra una enfermedad por todos, hace que más personas sean menos vulnerables y que el Sistema de Salud no sea tan costoso. Pues las enfermedades y sus complicaciones son carísimas.

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