Por Gustavo Morales

Por anemia nos referimos al estado morboso causado por la reducción por debajo de la norma de la hemoglobina, la proteína contenida en las células rojas de la sangre, que tiene la función de transporte de oxígeno a los tejidos y en los órganos. La reducción de la hemoglobina puede estar acompañado o no por disminución del número de células rojas de la sangre.

Al ojo, los médicos solemos hacer un diagnóstico de anemia al hijo, pariente o amigo con solo verle la cara con semblante de cansancio y de morir. Este y otros muchos comentarios populares, se escuchan al ver una piel blanca amarillenta que mientras se averigua para el ciudadano común es anemia.

La anemia no es un diagnóstico de enfermedad, es un signo que acompaña a otra enfermedad subyacente, razón por la que debe investigarse para averiguar la causa o problema primario y tratarlo para erradicar ambas.

Se puede describir la anemia, como una disminución o pérdida del número de glóbulos rojos (eritrocitos) en la sangre; la baja del valor normal de la hemoglobina y del hematocrito en la sangre. El equilibrio normal entre eritrocitos que diariamente se agregan en el torrente sanguíneo, con el número que se destruye o se pierde al día, hace que los valores mencionados en el párrafo anterior se mantengan normales (promedio de vida de un eritrocito es de 120 días) y cualquier desequilibrio en que se pierde más que lo que se incorpora, produce la anemia.

La hemoglobina es una proteína compleja, contenida en las células rojas de la sangre, que tiene la función de transportar oxígeno a los diversos tejidos y órganos. Un constituyente fundamental de la hemoglobina es el hierro. Los glóbulos rojos se producen en la médula ósea, donde se someten a un proceso de maduración y al final de esta pasa al torrente sanguíneo. El glóbulo rojo maduro es una célula privada de núcleo que vive alrededor de 120 días. Al final de su ciclo de vida, el glóbulo rojo, ahora envejecido, es deglutido por células llamadas macrófagos en el bazo, la médula ósea y el hígado. La mayor parte del hierro contenido en la hemoglobina de los glóbulos rojos se reutiliza para la nueva síntesis de hemoglobina. Las pérdidas de hierro son mínimas en sujeto normal y resulta en la pérdida de células por la mucosa intestinal, y la piel, y la eliminación a través de la bilis, sudor, heces y orina. Las pérdidas son más altas en las mujeres en edad fértil, en relación con la menstruación, el embarazo y la lactancia.

Las tres causas más comunes de perder sangre son: Las hemorragias agudas o crónicas; la producción insuficiente de eritrocitos (eritropoyesis) y la hemolisis excesiva (Destrucción de eritrocitos)

La hemorragia aguda por pérdida masiva y rápida de sangre baja en cortísimo tiempo la hemoglobina y el hematocrito y eso puede producirse por fracturas internas, heridas penetrantes que se llevan vasos, accidentes. Por el contrario la anemia crónica se da en el momento que la pérdida de sangre es más rápida que la capacidad de producción del organismo. El cuerpo a través de incorporar eritrocitos jóvenes todos los días al torrente sanguíneo, trata de equilibrar las pérdidas como ya lo dijimos.

La pérdida de sangre por las heces (amebiasis, uncinariasis, pólipos intestinales, hemorroides, cáncer) es a veces imperceptible, pero en el mediano o largo plazo, producen anemia.

La insuficiente producción de glóbulos rojos tiene variadas causas, entre las más frecuentes es cuando la producción de los glóbulos es acelerada por alguna enfermedad o pérdida de sangre y agota las reservas de hierro en el organismo, produciendo la anemia más común por deficiencia de hierro. También si se deja de ingerir la cantidad de hierro adecuada, como sucede en la dieta de muchos guatemaltecos, se produce la anemia. Esta es la causa más frecuente en nuestro país de anemia, a este tipo de anemia se le conoce como anemia ferropriva. También la escasez de folatos, de ácido fólico en la dieta, puede producir anemia secundaria a la deficiencia de este nutriente y el otro nutriente que puede ser deficiente en la dieta y producir anemia es la vitamina B12

Cuando la eritropoyesis es deficiente, por lo regular genera glóbulos rojos de tamaño, forma y color anormales, produciendo de esa manera anemias clasificadas con diferentes nombres, de acuerdo a las anormalidades que presentan se les llama por ejemplo: anemia microcítica (glóbulos rojos pequeños) macrocíticas (glóbulos rojos grandes) hipocrómicas (pérdida de color), esferocíticas (glóbulos rojos en forma de esfera) y otras clasificaciones menos frecuentes.

Cuando la destrucción de los eritroblastos (precursores de los glóbulos rojos) es excesiva (hemolisis), esto puede deberse a razones propias del eritroblasto, pero también pueden ser debido a anomalías de otro tipo y una de ellas puede ser la presencia de anticuerpos en la superficie de ellos, que causa su destrucción prematura. Esta es una causa inmunológica de anemia. Otra razón es cuando existe un bazo anormal hipertrofiado (esplenomegalia) que atrapa deforma y destruye eritrocitos, produciendo anemia (paludismo). Otra causa puede ser la presencia de toxinas producidas por bacterias y otra la presencia de células externas donadas (transfusión sanguínea) que no son compatibles con la sangre de la persona y producen hemólisis.

La sola sospecha de padecimiento de una anemia, obliga a estudiarla. Inicialmente se debe comprobar si se trata de una anemia aguda o crónica. Como en cualquier otra enfermedad, el estudio inicia con una historia clínica y un examen físico cauteloso, más un examen de heces, para investigar presencia de sangre oculta. Todo esto ayuda a entender la situación y permite la clasificación entre aguda y crónica. Si al paciente no se le encuentra nada que haga sospechar anemia, se procede a hacer otros análisis clínicos para descartar si la anemia se debe a una producción insuficiente de eritrocitos o a un problema de hemólisis. La historia clínica debe orientarse con preguntas que ayuden a identificar el posible origen de la anemia y por eso es importante averiguar los factores de riesgo por ejemplo: los hábitos de alimentación monótona y vegetariana que predisponen a padecer anemia por déficit de vitamina B12 o de deficiencia de consumo de hierro, otro ejemplo lo constituyen los alcohólicos cuya anemia es por déficit de folatos. Hay que preguntar por antecedentes hereditarios de hemoglobinopatías, de cáncer y de enfermedades hemolíticas que orientan especialmente en el caso de niños.

Se puede presentar y observar pequeños signos en el paciente, que ayudan a pensar en anemia como son palidez en conjuntivas del ojo, cansancio, sensación de debilidad fatiga, mareos, vahídos, cefaleas, zumbido de oídos. Cuando la anemia es severa compromete la oxigenación del organismo al igual que cuando produce hipovolemia (disminución significativa del volumen de sangre en el cuerpo) y que puede producir insuficiencia cardíaca y shock, que compromete la vida de la persona y que se trasforma en una emergencia médica.

El examen físico, ayuda no solo a verificar un estado anémico, sino a pensar y orientar la investigación a buscar posible enfermedad subyacente causante de la anemia. De esa manera a parte de la palidez manifiesta, se puede encontrar ictericia (piel amarillo-verdosa) que hace pensar en problemas hemolíticos. El Bazo a la palpación se nota aumentado de tamaño y eso también hace pensar en problemas hemolíticos. Neuropatías periféricas señalan déficit de vitaminas y así se pueden presentar y detectar otros problemas como infecciones, masas.

En los servicios de emergencia, el examen físico hecho a las personas que llegan con abdomen distendido y en estado de shock, hace pensar inmediatamente en hemorragia aguda interna intraabdominal por ruptura de víscera o problema vascular. Esta emergencia se debe tratar en forma prioritaria con la administración de sangre y líquidos antes del tratamiento quirúrgico.

El diagnóstico se termina de afinar, haciendo pruebas de laboratorio principalmente en sangre. Aparte del examen ya mencionado de búsqueda de sangre oculta en heces, se hace una hematología completa, no solo para ver cantidades sino morfología y distribución de las células y un frote periférico para ver características de los glóbulos rojos Este pequeño set de exámenes, logra identificar problemas de producción insuficiente de glóbulos rojos y o una destrucción masiva de los mismos, además observa y señala el tamaño de los glóbulos rojos, su forma y color. Con esta interpretación, se logra una primera impresión diagnóstica , clasificación de la anemia y orientación hacia donde se debe dirigir la investigación, para pedir exámenes complementarios y determinar la causa de la anemia, el diagnóstico final de la enfermedad subyacente si esta existiera y el tratamiento a seguir.

El tratamiento del problema anémico, está en función de solucionar y eliminar la enfermedad demostrada y con diagnóstico. El tratamiento de la anemia como tal, se da según el origen, clasificación y recuentos de la hemoglobina. Para cualquier tratamiento, se debe tomar en cuenta la edad del paciente, su estado general y enfermedades colaterales y secundarias que padezca. Al suplir las necesidades de vitaminas y minerales, la anemia se controla y los valores de glóbulos rojos hemoglobina y hematocrito regresan a la normalidad. El uso de la trasfusión cuando la hemoglobina está muy baja, es una decisión que debe tomar el médico, en base a los otros problemas al igual que lo que se debe transfundir si esto es necesario.

Para cualquier tratamiento, se debe tomar en cuenta la edad del paciente, su estado general y enfermedades colaterales y secundarias que padezca.

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