A qué nos referimos

Al escuchar la palabra “traslación”, a todos nos viene de inmediato el movimiento de la Tierra alrededor del Sol. En efecto, el diccionario dice de esta palabra “acción y efecto de trasladar de lugar a alguien o algo”.

La medicina traslacional nace, para resolver los problemas que surgen en la clínica para el diagnóstico, pronóstico, tratamiento y prevención de enfermedades humanas. La investigación básica biomédica realizada en centros de investigación, genera conocimiento dirigido al desarrollo de nuevas herramientas farmacológicas, biológicas, quirúrgicas o de otros tipos. Busca nuevas respuestas a nuevos (o viejos) problemas para “trasladarlas” a la práctica clínica y solucionar problemas de salud. La salud pública busca resolver el aparecimiento de las enfermedades. Uniendo pensamiento integrado de todo ello, se puede resolver el problema. Eso busca la medicina traslacional: unificar esfuerzos de varias disciplinas, para solucionar un problema.

Por qué se hace necesaria

Vivimos inmersos dentro de una epidemiología que tiene que ver tanto con problemas antiguos como nuevos, sin resolución en ninguno de ellos.

Todo comienza cuando en un paciente o en una población, en varios de sus miembros, se presenta un problema clínico no resuelto: enfermedades, síntomas con o sin explicación pero prevalentes, malformaciones de origen desconocido, carencia de tratamientos, reacciones adversas. Dilucidar lo que está ocurriendo y qué causa la enfermedad, es necesario para poder actuar eficientemente y eso puede verse a múltiples causas que tienen que ver con múltiples disciplinas.

Nuestra población infantil, aún es presa de problemas nutricionales e infecciosos. Nuestra población envejece y con ella los problemas también. Afortunadamente, la investigación clínica está disponible ¿Significa esto que también es primavera para la investigación en salud y clínica? La respuesta honesta probablemente debe ser «no, todavía no». Pero la investigación clínica ha recibido una atención especial en los últimos años en relación con la investigación, pero cojea ante la problemática que no se une a la investigación social. Tenemos entonces en la investigación clínica, un impulso para la asistencia sanitaria, que no resulta suficiente para la solución completa de la problemática.

 

El problema del montaje de la investigación

Se han identificado una serie de problemas, incluido lo caduco del sistema sanitario y la asistencia sanitaria, que no proporciona espacio adecuado a los médicos y profesionales de la salud, para la investigación. También la ausencia de verdaderos hospitales universitarios y unidades periféricas de salud, que la controlen y hagan. El entorno científico médico, prácticamente está desaparecido del Sistema de Salud y de la academia.

Podríamos movernos entre diferentes disciplinas, cada una con su conocimiento especial, y juntos practicar la medicina traslacional. ¿Es posible? Un ejemplo de ello, para no partir de cero, lo tenemos con lo que hizo el INCAP de los 60-80. Entonces, la medicina traslacional es una continuidad de la medicina basada en la evidencia. Actualmente se aplica a muchas enfermedades, con la atención integrada de la genómica, proteómica, farmacología, biomarcadores y tecnologías clínicas, que amplían el conocimiento fisiopatológico de las enfermedades humanas y antropología, psicología, neurociencia que lo hacen de igual forma. Entonces el esfuerzo significa unir para la solución de la problemática de salud, las ciencias biológicas con las sociales. Incap durante años los problemas nutricionales los trabajó así. Ciencias biológicas con sociales ante el problema de Bocio, hipovitaminosis, desnutrición proteico calórica, etc.

¿Cuál es el problema para hacerlo?

Fuera de las prioridades políticas, que son más cosa de voluntad que de otra cosa, también se ha señalado durante mucho tiempo que hay una falta de incentivos en la clínica, para una carrera de investigación y que la investigación clínica, no ha existido como debería de serlo. Las estadísticas hablan por sí solas. Y no existe ni a nivel público, ni a nivel de organizaciones de salud, planes de investigación claros y precisos, en apoyo al mejor bienestar y salud de la población. Profesionales dedicados a la investigación de la problemática nacional de salud, un centenar si al caso. Y los que se dedican, lo hacen desde especialidades no desde programas nacionales de solución. Los profesionales de salud, deberían de ser algo más que funcionarios que siguen programas y pautas de atención racionales y tener a mano, no solo el conocimiento sino los recursos, para excelencia en metodología avanzada en investigación multidisciplinar. Los médicos-científicos son completamente indispensables, para la empresa de atención de calidad y bajo costo y es lamentable que pudiendo hacer preguntas científicas basadas en su experiencia directa con los pacientes y las poblaciones, se queden en un proceso anecdotario que se escucha en congresos y de ahí no pasa. Así que no creo que nuestra sociedad pueda darse el lujo de perder médicos-científicos.

Por otro lado, la política de investigación, debería de ser abordada con seriedad por los colegios profesionales. El profesional debería de tener la capacidad de participar en la investigación desde la teoría bioquímica, hasta la práctica del tratamiento clínico y social del enfermo y las enfermedades. Por lo tanto, debería tener el recurso, para poder montar la perspectiva holística traslacional que la investigación clínica y sanitaria requieren, para tener éxito en su trabajo. La investigación clínica y sanitaria, es literalmente vital para la solución de la problemática de salud nacional.

Y ante lo poco que se hace de investigación, lo lamentable es que en salud se hace en forma separada: la biomédica y la medicina clínica siguen separadas de la sanitaria, a pesar de que como he dicho antes, tenemos el exitoso ejemplo metodológico empleado hace décadas por el Incap. ¿Quiere tratar el problema nutricional? Hágalo de manera holística, desde explicar su situación y causalidad, hasta tratarlo. Pero ciertamente, se necesita de planes y proyectos multiinstitucionales, para que sea posible reunirse y crear colaboraciones fructíferas, y también sería extremadamente divertido y gratificante para todas las partes: políticas, académicas, profesionales y ciudadanos. El Sistema de Salud, debería de estar preparado para ser capaz de moverse entre diferentes disciplinas, cada una con sus conocimientos especiales, y juntos practicar la medicina traslacional.

 

Nuevas descripciones de objetivos académicos

Durante la educación médica, los estudiantes ahora deberían dedicar un buen tiempo al trabajo científico, y probablemente incorporarse desde temprana edad de sus estudios, a proyectos de investigación universitaria e institucional en desarrollo. Por supuesto, esto no es del todo sencillo, pero en ello las asociaciones y sociedades profesionales, podrían jugar un papel administrativo y de aporte científico importante. La vida por ejemplo de un clínico, debería contemplar investigación, funcionando cada vez más como engranajes en una maquinaria nacional de la misma.

Los prerrequisitos básicos de la investigación, no necesitan de grandes aprendizajes: entusiasmo, creatividad e integridad. La salud solo puede avanzar en un medio menos quejumbroso y pesimista de parte de todos. En el pesimismo está la pereza, la cobardía la acomodación y el conformismo, que mantiene un status quo deficiente. Así que retomemos todos los buenos ejemplos. El optimismo es también uno de los requisitos básicos de la investigación. El optimismo favorece la aparición de ese maravilloso fenómeno llamado serendipia, es decir, la capacidad de hacer un descubrimiento por casualidad o más bien, la capacidad de hacer un descubrimiento inesperado cuando está bien preparado.

 

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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