Ni tanto que alumbre ni tampoco que no alumbre, decían los antiguos sobre los excesos de algo.

Los alimentos procesados tienen mala reputación y muchos creen que arruinan la salud. De hecho, probablemente hayas escuchado que es malo comer alimentos procesados. Es cierto que algunos de estos merecen la mala fama, pero no todos. De hecho, ciertos pueden ser buenos.

Cuáles son los de mala fama

Los alimentos procesados han cambiado de su estado natural, ya sea por razones de seguridad o porque facilitan su almacenamiento o uso. Los métodos de tratamiento más comunes de un alimento son la conservación, la congelación, el enfriamiento, el secado, la deshidratación y el procesamiento aséptico. La congelación conserva la mayoría de las vitaminas y minerales y hace que los alimentos sean fáciles de almacenar, cocinar y comer durante todo el año.

No es realmente el método de procesamiento lo que hace que ciertos alimentos procesados sean tan malos, son los ingredientes utilizados en estos productos. Por lo tanto, los alimentos procesados con ingredientes saludables son buenos para la dieta: evite solo aquellos que tienen un alto contenido de calorías, azúcar, grasa y sodio, o que tienen poco valor nutricional.

Muchos de los productos comerciales para atraer a su consumo, especialmente las bebidas, contienen grandes cantidades de sabores, colores y olores sintéticos, lo que reduce en gran medida su eficacia. Para la preparación de bebidas al igual que para su consumo, debe existir una forma conveniente y racional de usar conservantes, suplementos dietéticos y para estos entonces se torna fundamental la búsqueda y estudio de sabores naturales. Esto es lo que pone en riesgo su consumo.

 

Lo bueno de alimentos procesados

Se puede hablar de alimentos procesados buenos. Veamos algunos ejemplos: La leche se procesa para pasteurizarla, es decir para matar las bacterias y se homogeneiza para evitar que las grasas se separen. La leche y la grasa bajas en grasa son buenas para la mayoría de las personas que pueden digerir la lactosa (azúcar de la leche). Los cereales para el desayuno son alimentos procesados que pueden ser buenos para usted cuando están elaborados con granos 100 % integrales y fortificados con nutrientes adicionales que naturalmente las falta. Pero ojo: desafortunadamente, a muchos cereales para el desayuno se les ha añadido demasiada azúcar y son bajos en fibra. Lea la etiqueta nutricional del paquete, le ayudará a decidir si el cereal del desayuno es bueno o no.

Los jugos de frutas y verduras son en su mayoría beneficiosos, pero tenga cuidado con las marcas con azúcares añadidos o con alto contenido de sodio y colorantes. Algunos jugos, como algunas marcas de jugo de naranja, son fuertes con calcio, lo que los hace aún mejores.

Los alimentos congelados también son alimentos procesados. Los mejores alimentos congelados son las verduras y frutas que no contienen salsa, azúcar ni almíbar. La avena, los mariscos congelados (no los palitos de pescado ni las variedades empanadas), el salmón enlatado y el atún son saludables. Las frutas secas, las nueces y semillas tostadas y el pan 100 % integral también son ejemplos de alimentos procesados que convienen.

Algunas precauciones

En los mercados, la comida precocida va remplazando poco a poco a la tradicional. En definitiva, los distintos productos empacados que nos venden en los supermercados listos para el microondas, listo para servirse o beberse, pueden contener un alto contenido en grasas saturadas, azúcar refinada y harinas además de sal. Además, los ingredientes son densos en energía. La industria alimentaria agrega sabores artificiales en productos para mejorar el sabor y prolongar la vida útil, lo que hace que sea más rápido llegar al cliente para su consumo. Por ejemplo, los dulces con relleno cremoso, desencadenan ciertas reacciones en el cerebro. La mayoría de las personas los asocian con sentimientos positivos de bienestar. En consecuencia, obtienes un mayor deseo de comer más. La diferencia entre bueno y peligroso es pequeña cuando se trata de alimentos de esta naturaleza procesados.

Los alimentos elaborados industrialmente son todo tipo de productos alimenticios que han sido sometidos a un proceso industrial. Con ayuda de la química, logran cambiar el sabor y la textura de los productos para atraer a los consumidores. Las empresas que fabrican estos productos, los comercializan como «la mejor alternativa» para, entre otras cosas, para hacer dietas rápidas y saciantes que es lo que demanda la actual vida cotidiana. Pero detrás de todo eso, se esconde el hecho de que los componentes artificiales y los procesos industriales pueden tener consecuencias negativas para el organismo y la salud.

¿Cuáles pueden ser consecuencias del mal uso o abuso en alimentos procesados?

 

1. Algunos son adictivos

No hay duda de dónde radica el interés de la industria alimentaria: quieren ganar cada vez más dinero. Para ellos, no importa cuántos aditivos químicos usen en sus productos porque son ellos los que crean un efecto adictivo, lo que significa que el consumidor compra su producto una y otra vez.

Los componentes de los alimentos orgánicos saturan el estómago y satisfacen el cuerpo. Los alimentos procesados, por otro lado, estimulan al cuerpo a liberar dopamina, que es una sustancia que hace que las personas se sientan llenas, aunque no obtengan buenos nutrientes.

2. Pueden causar obesidad

Los alimentos procesados industrialmente que están llenos de azúcar, grasas saturadas y carbohidratos simples, hacen que el consumidor sea más propenso a acumular grasa. No se deje engañar si la palabra «azúcar» no aparece en la etiqueta. Hay hasta 50 palabras diferentes que se usan para enumerar diferentes tipos de azúcar para alimentos procesados. Los nombres más comunes son jarabe de maíz, fructosa, glucosa, sacarosa, malta o maltosa, miel, melaza o néctar.

Conocido como «calorías vacías», cualquier tipo de azúcar, incluidas las variedades ocultas o disfrazadas, no proporciona ningún valor nutricional y en realidad alienta a su cuerpo a consumir aún más calorías. Lo que es peor es que el consumo de azúcar desencadena la misma sensación de placer y deseo en el cerebro comparable a aquellos que luchan contra el abuso de drogas. Esto no solo explica por qué es tan difícil resistirse segundos después de mimarse con un dulce, sino por qué muchas personas experimentan antojos subconscientes por todas las demás comidas y bocadillos altamente procesados.

3. Afectan el PH del cuerpo

Uno de los mayores peligros de los alimentos procesados es que no siguen los principios de la combinación tradicional de alimentos. Como resultado, el cuerpo no puede utilizar los nutrientes que recibe, lo que conduce a una caída del pH de la sangre y al desarrollo de acidosis, lo que en sí mismo es un riesgo para la salud. Al provocar un desequilibrio en el pH del organismo, estos alimentos aumentan los niveles de toxinas en la sangre, lo que puede derivar en diversas enfermedades inflamatorias. Además, afectan el metabolismo y conducen al aumento de peso.

4. Cambia la flora intestinal

Los altos niveles de ácidos que provienen de estos productos tienden a afectar la actividad de los microorganismos en la flora intestinal. Esto resulta en un mayor riesgo de desarrollar problemas digestivos o infecciones.

5. Algunos causan depresión e irritabilidad

Mientras que la comida natural nos hace sentir bien, la comida procesada tiene un efecto negativo en nuestro estado de ánimo. El consumo regular de estos alimentos se ha relacionado con la depresión, la ansiedad y la irritabilidad.

6. Aumentan el riesgo de enfermedades crónicas

La carne procesada y los alimentos refinados liberan sustancias inflamatorias en el torrente sanguíneo que pueden provocar enfermedades crónicas al acelerar el proceso de descomposición celular, y con el tiempo, ello puede derivar en afecciones como la artritis reumatoide, la osteoporosis o el cáncer.

7. Pueden afectar el corazón

El sistema cardiovascular puede sufrir graves consecuencias como consecuencia del consumo de alimentos procesados. Algunos de ellos son un cóctel de sustancias nocivas para el corazón y la circulación. Por ejemplo, pueden contener grasas saturadas y demasiado sodio, lo que puede causar presión arterial alta e hipercolesterolemia (es decir, colesterol alto). Comer alimentos procesados regularmente puede conducir a la aterosclerosis y al ataque al corazón.

8. Envejecimiento temprano

Los químicos que se encuentran en los alimentos procesados son tóxicos. Gracias a los órganos excretores del cuerpo, muchas de estas sustancias tóxicas pueden eliminarse del cuerpo a través del sudor y la orina. Los alimentos todavía producen acumulación de sustancias tóxicas en el cuerpo, porque se comen todos los días. La consecuencia es que estas partículas deterioran las células del cuerpo y aceleran el envejecimiento.

¿Cuáles son los ejemplos más comunes de alimentos procesados?

Ahora que sabemos que son peligrosos, es muy importante que aprendas a identificar y limitar el consumo de estos lo mejor que pueda. A continuación, tenemos una pequeña lista de las variantes más comunes:

  • Productos cárnicos envasados y conservados
  • cereales envasados
  • pan y bollería
  • Comidas enlatadas
  • Salsas y aderezos de producción industrial
  • Bebidas carbonatadas
  • Bocadillos salados y fritos
  • Palomitas de maiz

 

Trate de limitarlos en su dieta tanto como sea posible y elija siempre alimentos naturales en lugar de otras alternativas si es posible.

Entonces: Los alimentos procesados con grasas trans y grandes cantidades de sodio, azúcar, colorantes y preservantes químicos, no son buenos para usted. Son bajos en vitaminas y minerales y comerlos en exceso es malo para la cintura, caderas, brazos y la salud. Evite estos alimentos procesados, o al menos cómalos con moderación.

Alfonso Mata
Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.
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