Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

Siempre he insistido que mucha de nuestra gente migra y en Estados Unidos termina atendiendo a turistas en restaurantes, hoteles y centros de atracción turística con la calidez y esmero que caracteriza al guatemalteco.

Y cuando nos preguntamos por qué no hemos sido capaces de generar oportunidades para muchos de ellos en nuestro propio país, la respuesta parece compleja, pero en realidad es sencilla: porque no disponemos de un plan país bien orquestado, que con plena determinación nos permita generar polos de desarrollo alrededor de los lugares turísticos y al hacerlo, tendríamos que invertir en la gente que tanto lo pide y necesita.

Costa Rica es un maravilloso país y sin tanto que ofrecer como Guatemala, logran atraer la inversión de los viajantes extranjeros porque se pusieron de meta hacer inversiones pensando en la gente y en el país, más que en el bolsillo de los que tienen un lugar en la mesa de las decisiones que no ponen a la Nación y a su gente primero.

El aeropuerto de Guanacaste es un claro ejemplo de lo que se logra cuando hay determinación. Es un aeropuerto pequeño pero moderno y de primer mundo que recibe bastantes vuelos internacionales. Al salir, la carretera es solo de dos carriles pero totalmente asfaltada y conduce a un área en donde las grandes marcas de la hotelería han puesto su dinero, provocando cientos de buenos trabajos para los ticos del lugar.

Con un plan bien diseñado y mejor ejecutado, nosotros deberíamos estar pensando en al menos hacer 4 nuevos aeropuertos (de verdad) y remodelar a fondo Petén, para dar lugar a inversiones estratégicas que permitan ofrecer miles de mejores trabajos, que a su vez permitan a la gente creer que sus realidades sí pueden cambiar en este país.

Familias enteras que ahora se dedican a atender muchos negocios de forma rudimentaria, a los que con tan solo un poco de apoyo, capacitación y guía se les puede ofrecer mucho para que ellos sean mejores motores dentro de sus mismas comunidades y dentro de la formalidad.

No es tan complicado darle la vuelta a la realidad del país, requiere de mínimos, de determinación y que tengamos la habilidad de aislar a los radicales de ambos lados a los que nada les satisface.

Debemos tener la habilidad de no solo generar esos planes y estructurarlos, sino de ser capaces de ejecutarlos de manera eficiente y transparente, para que no pase lo de siempre con los subsidios o los asquerosos pactos colectivos, en los que sus podridos dirigentes se llevan toda la tajada y los usuarios llamados a ser los más beneficiados, quedan relegados (como pasa con la educación de nuestro país).

Si estamos hablando en serio de generar oportunidades para detener la migración y poder cambiar realidades de nuestra gente aquí, en nuestra tierra, es necesario que hagamos lo propio. Además de idear un plan adecuado, necesitamos de ciertos ajustes al sistema porque para ejecutar megaobras con transparencia, necesitamos un nuevo sistema de compras y adjudicaciones.

Pero nada de lo que se necesita es imposible de lograr, es más un tema de voluntad y que aquellos que entendemos, nos coordinemos para alzar la voz y decir ya basta. Tomar decisiones correctas afectará positiva e integralmente a todas las personas y sectores del país y, por tanto, no debería de haber nadie que se oponga.

Pero, como me dijo un amigo “hay muchos que la tienen clara, donde topan es cuando se dan cuenta que para aplicar lo que creen, deben meterse con el sistema y ahí es donde pesa el bullying que se les hace de aquellos que no quieren los cambios”.

Razón tiene mi estimado amigo, pero ya es el momento de tomar decisiones integrales si de verdad queremos proyectar al mundo ser “el país de la eterna primavera”.

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