Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

post author

En Centroamérica únicamente Guatemala y Honduras no han comprado vacunas y sólo han recibido la mínima donación que hizo Israel que en Guatemala permitirá inmunizar a 2,445 personas que trabajan en la primera línea de atención a los pacientes de Covid; debieron ser 2,500 pero alguien (imitando a sus superiores) dispuso clavarse diez de las dosis disponibles. Viene eso al caso porque estamos empezando el mes de marzo y próximos a cumplir un año desde que se comunicó la existencia del primer caso y se dispusieron las medidas de encierro y suspensión de toda actividad.

Ha sido sin duda un período muy difícil para toda la población y, se puede afirmar con certeza, para toda la humanidad porque desde el primer trimestre del año pasado se ha contagiado a ciento catorce millones de personas y dos millones y medio de personas han fallecido, a lo que se tiene que agregar el impacto económico que ha tenido la imposición de medidas de distanciamiento social que en distintos niveles han prevalecido en todo el mundo.

Aún con importantes avances en los tratamientos médicos, lo que ha dado mejores resultados salvando vidas, el número de muertos es inmenso y fue hasta principios de noviembre del año pasado que se pudo someter a revisión las pruebas de las primeras vacunas para su aprobación en uso masivo en seres humanos. La mayoría de países empezaron a hacer provisiones no sólo financieras sino logísticas desde antes de que se produjera esa primera aprobación y se crearon mecanismos para facilitar el acceso a las diferentes vacunas, lo que ha permitido que en medio de la dominante demanda que plantean los países más grandes y más ricos, aún países pequeños y con modestas economías hayan ido teniendo acceso a la producción que todavía no es suficiente para cubrir toda la demanda.

En Guatemala no tenemos información detallada de qué impidió que nuestro país pudiera optar por esas oportunidades. Se ha dicho que fue un problema presupuestario pero obviamente eso pudo ser resuelto sobre todo tomando en cuenta que el gobierno tiene una aplanadora en el Congreso, además que hasta los diputados de oposición votarían a favor de cualquier iniciativa orientada a asegurar embarques de la vacuna. De hecho así ocurrió cuando, al fin, este año en una sesión se aprobó la compra de urgencia nacional de vacunas, iniciativa que recorrió el lento trámite legislativo y después se quedó estancada en la Presidencia porque el gobernante no tuvo tiempo de refrendarla. “Perdóneme, pero he estado de arriba para abajo recorriendo el país y no he tenido tiempo” fue la explicación que dio en su peculiar estilo.

Guatemala ha elevado una protesta ante el mecanismo COVAX que se formó para agilizar la adquisición de vacunas y aún no se tiene respuesta pese al “tono enérgico” de la comunicación.

El caso es que apenas si disponemos de las 4,990 dosis israelitas y es de esperar que este tiempo lo esté usando el Ministerio para ajustar su plan de vacunación de manera que cuando al fin lleguen las vacunas, no vaya a resultar que tenemos problemas con la aplicación de las inyecciones o, mucho peor aún, con la cadena del frío.

Artículo anteriorEl elitismo: culto a la tradición
Artículo siguienteConsejo de Ministros