Juan José Narciso Chúa

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Guatemalteco. Estudió en el Instituto Nacional Central para Varones, se graduó en la Escuela de Comercio. Obtuvo su licenciatura en la USAC, en la Facultad de Ciencias Económicas, luego obtuvo su Maestría en Administración Pública INAP-USAC y estudió Economía en la University of New Mexico, EEUU. Ha sido consultor para organismos internacionales como el PNUD, BID, Banco Mundial, IICA, The Nature Conservancy. Colaboró en la fundación de FLACSO Guatemala. Ha prestado servicio público como asesor en el Ministerio de Finanzas Públicas, Secretario Ejecutivo de CONAP, Ministro Consejero en la Embajada de Guatemala en México y Viceministro de Energía. Investigador en la DIGI-USAC, la PDH y el IDIES en la URL. Tiene publicaciones para FLACSO, la CIDH, IPNUSAC y CLACSO. Es columnista de opinión y escritor en la sección cultural del Diario La Hora desde 2010

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Juan José Narciso Chúa

En ambos casos no los conocí, en el primero de ellos yo era un adolescente y el segundo todavía no había nacido, pero sin duda, los dos representan grandes personajes de la historia política del país. Me refiero a las figuras de Adolfo Mijangos López y a Jacobo Árbenz. El peso de su pasado los hace destacar en la galería de hombres ilustres y mártires de Guatemala y coincidentemente ambos dejaron su legado para este mundo en enero, pero en diferentes años.

En el caso de Adolfo Mijangos López, recuerdo que mi padre lo mencionaba y tengo presente cuando me contaba con preocupación que lo habían asesinado, indicándome compungido y molesto “cobardes”, él estaba en su silla de ruedas y lo único que les molestaba era su enorme capacidad de alocución, su profundo análisis y su postura valiente en contra de varias acciones durante el Gobierno de Arana, cuando él ya actuaba en su condición de diputado.

Varios colegas han elaborado diferentes reseñas y perfiles sobre “Fito Mijangos”, entre ellos mi buen amigo Eduardo “Guayo” Velásquez quien preparó varios artículos en relación a la figura de “Fito”, también mi viejo y querido amigo Víctor Gálvez Borrell escribió una reseña biográfica y el otro querido amigo y Sheca de corazón, José “el Sordo” Barnoya, también escribió un poema sobre Fito en su condición de mártir.

Todos coinciden en la personalidad fuerte de “Fito”, en su enorme capacidad para el análisis crítico, en su gusto por la docencia universitaria, en su fogoso discurso en el Congreso de la República, pero Víctor señala un aspecto que es meritorio y además muy humano, pues cuenta Víctor que en la antigua Facultad de Derecho, hoy MUSAC, “Fito” acercaba su silla de ruedas a la orilla en donde se encontraban varios estudiantes -Víctor entre ellos-, para platicar de diferentes cuestiones incluyendo las noticias o coyuntura política pero igualmente abordaba cuestiones como el cine europeo.

Pues este gusto por lo europeo, lo obtuvo por sus años de estudio en París, específicamente en la Sorbona, su paso por Luxemburgo e igualmente sus estudios en Italia. Todos coinciden con su personalidad alegre, para lo cual aplaudía alegremente en reuniones sociales. Adolfo “Fito” Mijangos, era parte de un grupo de amigos que también constituyeron figuras relevantes en la historia política nacional como Manuel Colom Argueta y Alfredo Balsells Tojo. Sin duda personajes como ellos, se resiente su ausencia en la historia contemporánea del país.

Otro buen amigo y colega, Jorge Solares, elaboró un artículo sobre Jacobo Árbenz, en donde describe también a la enorme figura de quien fue el Presidente de la República. Quien fue víctima del absurdo y execrable golpe de Estado en contra de su legítimo régimen, fraguado por la CIA, la oligarquía terrateniente y la cúpula de la Iglesia Católica.

Cuenta Jorge Solares, como Árbenz prácticamente se queda solo en esos días difíciles, su ingreso como asilado a la Embajada de México y su posterior salida del país, pero es humillado en el aeropuerto. Pero sólo es el inicio de una agonía que lo lleva a movilizarse por distintos países con su familia, sufriendo la persecución y vigilancia de la CIA, situación que lo atormentó el resto de su vida, para terminar de asilado en México, en donde fallece en enero también.

Cuando escribía este artículo, el prime día de febrero, me entero del fallecimiento de una querida amiga y compañera de la Maestría en Administración Pública, Gretel Lemus, una noticia que impactó fuertemente en nuestro grupo que se mantiene en contacto permanente y en diálogo alegre todos los días. Gretel era una connotada abogada, una madre abnegada y una excelente hija. Su adiós repentino nos ha llenado de tristeza este inicio de año. Descansa en paz Gretel, hasta siempre, querida amiga.

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