Mario Alberto Carrera

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Premio Nacional de Literatura 1999. Quetzal de Oro. Subdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua. Miembro correspondiente de la Real Academia Española. Profesor jubilado de la Facultad de Humanidades USAC y ex director de su Departamento de Letras. Ex director de la Casa de la Cultura de la USAC. Condecorado con la Orden de Isabel La Católica. Ex columnista de La Nación, El Gráfico, Siglo XXI y Crónica de la que fue miembro de su consejo editorial, primera época. Ex director del suplemento cultural de La Hora y de La Nación. Ex embajador de Guatemala en Italia, Grecia y Colombia. Ha publicado más de 25 libros en México, Colombia, Guatemala y Costa Rica.

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Mario Alberto Carrera

El 10.12.20 el propietario y presidente del periódico elPeriódico publicó -en su medio- un tamagás de página y media y con un punto bien grande titulado “Transformamos el paradigma del desarrollo o nos refugiamos en el Edén”, enfocado –de acuerdo con el contexto narrativo de sus enunciados- a la defensa de los intereses de la alta burguesía nacional y de los terratenientes expropiadores del mestizo y el indígena; y donde hace el encomio –asimismo- de modelos de “desarrollo” que puede serlo para el enriquecimiento de los estamentos sociales arriba indicados –y por él defendidos- mas no del desarrollo humano integral del país. Asimismo condena algo que él llama “refugio o refugiarnos en el Edén” como risible estrategia trasnochada de un regreso al pasado del “buen salvaje”, tan ponderado ¡en el siglo XVIII!, por Rousseau, que tampoco funcionaría hoy, digo yo desde luego.

Para explicarnos “la razón de la sin razón” (absolutamente inverosímil) de su escrito, el Sr. Zamora acude al género narrativo y nos dispara un cuento que le ocurrió hace trece años enrostrado (él, el Sr. Zamora, que se auto pinta como el personaje progre del relato) a un pobre pasmado del colectivo Madre Selva que va de ignaro, rústico y necio en el rol de “ecohistérico”, abanderado y paladín de los retrasados ideales antiprogresistas del grupo de “alienados” que el “ecohistérico” representa; esto es, una panda (según el Sr. Zamora) de extraviados (Madre Selva) que está en contra –porque sí- de todo y de toda actividad realizada ¡y por realizar!, de empresas hidroeléctricas y mineras en este país. ¿Qué otros sambenitos le cuelga el Sr. Zamora a su interlocutor? Lo pone como una suerte de guerrillero de kínder que promueve la inestabilidad socioeconómica y política en la pobre Guatemala ya inestable de por sí. Por tanto, como antisistema medianero y patrono (de movimientos subversivos) desde Madre Selva. Corte de carreteras, manifestaciones violentas, paro del transporte en general que entorpecen el ¿desarrollo? de las “caritativas” hidroeléctricas y de la “altruista” minería.

En la otra esquina del cuadrilátero patrio aparece el Sr. Zamora (obviamente pintado por él mismo como el sapientísimo Sócrates de la peli) quien proclama: “A la luz de la incesante e inexplicable conflictividad social, originada por la manera como se ha procedido en torno a las grandes inversiones en hidroeléctricas (y en la minería)” etc.

O sea que el permanente conflicto social de la Guatemala inmutable y encomendera se origina (sic) y se debe, según el Sr. Zamora, a que no fluye ¿fácil y cómodamente?, en el país la instalación de más mineras a cielo abierto -que consumen millones de millones de galones de agua- y porque no se instalan también mayor número de hidroeléctricas que entuben (sin consulta previa a las comunidades afectadas) el caudal de otros millones de millones de toneladas de agua que es patrimonio ¡de todos!, y no solo de la oligarquía nacional. Como si el oro fuera más vital que el agua.

El anterior es el argumento y la defensa más dislocada, alucinada y delirante que he escuchado de un “progreso” (económico) que sólo beneficia a un grupo de unas seis o veinte familias dueñas de la finca llamada Guatemala, pero no al del bien común cacaraqueado en la Constitución y al desarrollo humano que todos los años mide el PENUD y en el que aparecemos a la cola de la vergüenza y la humillación por nuestro subdesarrollo colonial y encomendero, que el Sr. Zamora llama ¿desarrollo?

No me cabe duda de que el artículo del Sr. Zamora es un libelo por encargo. Por encargo de la oligarquía para ahogar, invisibilizar y esfumar el Acuerdo 169 de la OIT-ONU y el Artículo 4.8 de la Convención Sobre la Protección y la Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales, de la UNESCO.

Continuaré el lunes sobre interculturalidad.

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