Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

El país estaba en medio del dolor por la gente golpeada por ETA que causó muerte, destrucción de casas, material, de cosechas y especialmente de sueños y mientras eso ocurría, la Corte Suprema de Justicia (CSJ) aprovechó para meter un gol con el que intentan que la Corte de Constitucionalidad (CC) deje de ser la piedra en el zapato.

Y encontraron en Roberto Molina Barreto, ex vicepresidenciable de Zury Ríos y parte de Valor (partido que juega un rol importante en la alianza oficialista) una pieza clave. En el pasado, el ahora magistrado se ha apuntado a las causas que le interesan a los grupos que buscan que nada cambie y por eso, su fidelidad está garantizada (la resolución del 2015 en favor de Otto Pérez es prueba de lo que menciono).

Hay quienes han vendido que con la victoria de Joe Biden en Estados Unidos, es el el momento de poner toda la carne al asador y llegar al 20 de enero con la mayor cantidad de tareas hechas para que, según ellos, luego revertirlas sea un poco más difícil.

El Congreso, sabiendo que el foco estaba en la gente por ETA, retrasó la sesión para dar tiempo a que la CSJ terminara la faena de los nombramientos en la CC y les mandara los expedientes. Ya con todo el pastel armado, se hicieron presentes los designados por el pacto que busca que nada cambie, a los que les fueron encomendadas tareas muy claras.

Aprovechando un nuevo Estado de Calamidad, el Congreso se disparó Q410 millones que lastimosamente serán ejecutados con nula fiscalización porque ya sabemos que para eso está hecho el sistema.

Mientras nos viene un nuevo huracán, a esta hora siguen las negociaciones bajo la mesa para lograr la aprobación del presupuesto 2021, mismo que tiene una deuda que nos compromete más y que servirá para la fiesta de la corrupción de turno.

Ya son muchas las voces que han expresado que sí, es necesario tener presupuesto, pero que el pretendido es un riesgo porque si bien es cierto que la deuda en relación al PIB es la más baja de América Latina, nuestros ingresos tributarios también son los más bajos del Continente, en otras palabras, la capacidad de pago está comprometida.

Tal y como están trabajando el presupuesto, el mismo es un caldo de cultivo para los negocios tipo los que hacía Benito y por los que Jimmy Morales y Alejandro Giammattei dicen: “no se oye padre”. Pero no podemos olvidar que todo eso es posible gracias al auspicio de la indiferencia ciudadana.

Ahora bien, las mafias atacan no porque sientan que las tienen todas consigo, sino porque saben que las condiciones cambiarán en breve. Mucha gente se tuvo que quitar la careta y ahora han quedado expuestos. Eso abre la puerta para que las presiones que los desenmascarados hagan ya no sean tan efectivas como antes, si la determinación de los que desean una Guatemala mejor es real, palpable y una base sobre la que se puede construir.

Estos 66 días que quedan para el 20 de enero serán muy interesantes; los que deseamos un mejor sistema y queremos seguir creciendo cerrando brechas, tenemos serias tareas por cumplir y será un pecado capital si no logramos los acuerdos necesarios.

Ojalá nos podamos preparar mejor que Conred para lograr el objetivo.

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