No se produjo ninguna victoria aplastante, como algunos esperaban, y todo apunta a que se vienen días de disputas legales. Foto La Hora/AP

Todo apunta a que el resultado oficial de la elección presidencial en los Estados Unidos no será conocido inmediatamente sino que se tendrá que dar un lento proceso de conteo de votos, pero es evidente que existe una situación que divide al país seriamente y que no es buen augurio para el futuro de lo que ocurra en términos de ir resolviendo los problemas causantes de esa división tan marcada. Aunque al momento de escribir esta nota editorial Biden tenía una ligera ventaja sobre Trump en votos electorales, es evidente que el Presidente logró mejorar su posición en cuanto al voto popular y está bien posicionado en los Estados que quedan pendientes de ser definidos.

Esta fue sin duda una campaña atípica por varias razones. En primer lugar buscaba su reelección el Presidente menos típico de la historia del país y la elección se produjo en medio de la pandemia del Covid-19 que Trump manejó ignorando la opinión de los científicos y con base en su instinto, por lo que Estados Unidos es uno de los países con más contagios por millones de habitantes y más muertos en proporción, pese a tener uno de los sistemas de salud más avanzados del mundo.

En segundo lugar, se jugaban la presidencia, por primera vez en la historia, dos personas mayores de setenta años tratando de atraer el voto de la pujante juventud que, en términos generales, se siente desencantada por los políticos de Washington, estructura de la que Biden ha formado parte durante varias décadas.

El tema del racismo afloró en plena campaña y agudizó las contradicciones y las diferencias no sólo entre los políticos sino también entre la ciudadanía. La economía sufrió este año pero evidentemente los electores terminaron culpando al Covid-19 y no al manejo que del mismo hizo Trump y de esa cuenta ese factor cobró gran importancia.

Y luego es evidente que fue más eficiente Trump en pintar a Biden y a los demócratas como socialistas que éstos en convencer al electorado que Trump es un mentiroso patológico, al punto de que sobrevivió varios libros que lo perfilaban como tal. Ni siquiera el apoyo de prestigiosos militares retirados y su advertencia de que la seguridad nacional estaba comprometida bajo Trump hizo mella en el votante.

No se produjo ninguna victoria aplastante, como algunos esperaban, y todo apunta a que se vienen días de disputas legales que, en todo caso, terminarían en los escaños de una Corte Suprema controlada por los más conservadores, lo que puede significar cuatro años más, al menos, de Donald Trump.

Redacción La Hora

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