Tras finalizar el estado de calamidad muchas personas han regresado a realizar sus actividades cotidianas. Foto: José Orozco/La Hora

La Ministra de Salud dijo esta semana que la supresión del Estado de Calamidad produjo serias aglomeraciones en muchos sitios, lo que demuestra que mucha gente siente que lo peor de la pandemia ya pasó y que las decisiones del gobierno significan que podemos volver a la vida normal. Lamentablemente los mensajes que recibe la opinión pública guatemalteca son engañosos, porque por un lado se insiste en mantener precauciones, pero por el otro se anuncia, el día en que proclaman que Giammattei ya está recuperado, que hasta disminuyó el índice de letalidad como producto de la enfermedad, lo que significa que si alguien se enferma la probabilidad de que se agrave o muera es cada vez menor.

En cambio, desde el país considerado como el mejor del mundo en muchos aspectos, a donde van en busca de atención médica quienes tienen los recursos para pagar por tal servicio, nos llega una lección histórica. Se contagió el Presidente que minimizó desde el principio al Sars-Cov-2 diciendo que no sería más que una fuerte gripe y que el virus desaparecería mágicamente, sobre todo al llegar el verano y, lo más importante, hizo burla de quienes usaban mascarilla como medida de precaución. Todavía el martes, durante el Debate con su rival Joe Biden, hizo mofa del aspirante demócrata por aparecer siempre con mascarilla, justamente cuando él y sus familiares ya estaban contagiados, no obstante lo cual insolentemente violaron las reglas del Debate, negándose a ponerse esas mascarillas que sí usaron todos los demás asistentes.

La prensa en Estados Unidos ha estado difundiendo actividades que sostuvo Trump en la última semana que se pueden comparar con las aglomeraciones que señala la Ministra de Salud de Guatemala, ocurridas el día primero de Octubre, lo que nos obliga a decir que estamos recibiendo una lección histórica que llega desde Estados Unidos y que ojalá sea entendida por esos guatemaltecos que se comportan con irresponsabilidad, suponiendo que el virus ya desapareció mágicamente con el fin del Estado de Calamidad y que nos podemos dar cita en todos lados como si nada hubiera ocurrido.

No usar mascarilla en sitios públicos, como hizo la familia Trump en Cleveland, es un acto criminal porque no sólo compromete la salud pública sino puede causar muertes.

Redacción La Hora

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