Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Oscar Clemente Marroquín
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Si a principios de este año alguien hubiera dicho que la principal potencia mundial llegaría a ser el país que peor iba a manejar la pandemia del nuevo Coronavirus hubiera sin duda tildado de loco, si no de idiota, porque no se podía suponer que donde más gente se iba a contagiar y donde más personas morirían pudiera ser en Estados Unidos, país calificado como vanguardia de la ciencia y especialmente de la medicina. Tras ver lo que pasó en Europa, donde países como Italia, España y Gran Bretaña parecían haber tocado fondo devastados por la cantidad de contagios y el número de muertos, preocupó la forma en que se manifestó el Covid-19 en New York, New Jersey y Connecticut donde errores iniciales en las medidas de contención generaron condiciones muy graves que, sin embargo, empezaron a revertir gracias a la corrección y el prudente manejo de la epidemia.

Hoy por hoy Estados Unidos que tiene el 4.2% de la población mundial con sus 331 millones de habitantes, pero presenta más del 26.42% de todos los casos que se han presentados en el mundo según el reporte de Worldometer. En otras palabras, si la pandemia se hubiera extendido igual en todo el mundo, afectando porcentajes muy parecidos en cada uno de los países, Estados Unidos debería tener una cantidad muy inferior de contagios (alrededor de seis veces menos de los que presenta). Pero las cifras no mienten y resulta que más de un cuarto de todos los contagios mundiales se han dado allí, con crecimiento exponencial en estados del sur donde se decidió abrir la economía como prioridad y ahora están sufriendo consecuencias de la imprevisión.

Es importante recordar que estamos hablando del país más avanzado del mundo, del más desarrollado y con mayor capacidad económica, no digamos de avances en ciencia y tecnología y por ello debe tomarse como inexplicable ese revés que lo coloca fuera de control después de que los países europeos lograron salir del atolladero y de que lo hizo también China.

¿Qué ha ocurrido en Estados Unidos para que se llegue a esa situación de descalabro que va en constante aumento y que ya ha cobrado más de 135,000 vidas? La única explicación lógica es que hubo un mal manejo del problema a nivel nacional y ello se explica porque el Presidente de Estados Unidos desde el principio usó como argumento que el virus desaparecería como por arte de magia y hasta cuestiones tan sencillas pero efectivas como el uso de mascarillas lo convirtió en un tema político para aumentar la división en el país, tema que se convierte en su único instrumento en busca de la reelección porque fuera de la polarización no hay otra cosa a la que pueda realmente recurrir.

No hay que ser experto en data ni en el análisis de los datos para entender que es una cruel paradoja que el país más rico del mundo, la mayor potencia económica y militar, el sitio a donde gente de todo el mundo viaja para ser tratada en sus hospitales, resultó siendo incapaz de actuar frente a un virus que ha hecho estragos en todos lados, pero no en la proporción dantesca que se vive en EUA por culpa de Trump.

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