Cartas del Lector

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Jorge Antonio Ortega Gaytán

Visualizar el pasado de una Institución dentro de los parámetros de su legalidad, legitimidad y permanencia requiere de concentrar la mirada en su accionar en las diferentes épocas, así como los desafíos para sus integrantes en el cumplimiento de una respuesta inmediata, eficiente y eficaz a las demandas de la nación.

En los años prístinos de la independencia se organizó la Institución dándole legalidad a partir de 1825 por lo que en un lustro se aproxima al bicentenario de su fundación y funcionamiento.

El 30 de junio se conmemora un año más del triunfo de la Gesta Revolucionaria Liberal de 1871 en la cual el Ejército sufre una transformación total en todo el sentido de la palabra y se acrisola en la profesionalización de los cuadros de oficiales a través de la fundación de la Escuela Politécnica el 1ro de septiembre de 1873. La presencia de la Institución esta representada en los diversos actos del que hacer de los guatemaltecos a lo largo de toda la historia nacional.

La Institución Militar es una muestra clara de nuestra sociedad, de la cual se nutre para defensa de todo aquello que representa lo nuestro, lo que nos hace ser especiales y diferentes, que nos da identidad y pertenencia, en si un catalizador de lo guatemalteco.

El pasado del Ejército de Guatemala nos da una luz para entender el presente y diseñar un futuro promisorio, seguro y en paz para todos los guatemaltecos sin excepción alguna. Hoy más que nunca la Nación necesita del compromiso a tiempo completo de sus soldados para enfrentar los desafíos del siglo XXI, es por lo que en la Profesión de las Armas no acepta las excusas y menos la improvisación.

Aceptar el reto de ser soldado y servir a Guatemala requiere de una solida formación en principios y valores, un concepto claro de la subordinación a las leyes vigentes y, sobre todo, tener siempre que la Patria es primero, que amar y defender a Guatemala no tiene fecha de caducidad y ¡si se es soldado, es a tiempo completo!

Por lo tanto el soldado es heredero directo de las glorias y sinsabores de la Patria; de la afluencia de esas dos vertientes nace la pertenencia, el arraigo, el orgullo de ser y sentir de una nación que palpita al unísono como un solo corazón. La historia adereza ese sentimiento, exaltando los eventos y símbolos que dan forma y vida a la identidad nacional.

Defender es un acto permanente que va más allá del uso de las armas, es reiterar el valor que anida en cada uno de los hombres y mujeres que conforman las filas del Ejército de Guatemala, es renovar los votos de fidelidad con la Patria y sus Instituciones.

Es por lo anterior que la Institución requiere de los mejores hijos de la Nación que estén dispuestos a entregar la vida si fuera necesario para preservar la paz, el honor, la independencia, la soberanía y la integridad territorial; misión medular e integral del soldado en este siglo que requiere de la protección y defensa de los objetivos nacionales permanentes.

“Cada tiempo tiene sus propias formas de guerra” por lo que se requiere de soldados diestros y dispuestos a enfrentar los enigmas y amenazas de esta centuria en la que la fisonomía y dinámica de los conflictos son diversos. Nuestra Guatemala, la Guatemala de hoy y del futuro requiere de una organización militar congruente a sus necesidades y capacidades, eficiente y eficaz para adaptarse con rapidez a los cambios, con habilidad para enfrentar los desafíos y amenazas de este nuevo siglo, que requiere de soldados con destrezas sin precedentes para preservar la paz y resguardar los intereses nacionales.

En esta nueva conmemoración del triunfo de la Gesta Revolucionaria de 1871 y Día del Soldado guatemalteco es una oportunidad de reiterar el compromiso de lealtad para con la nación y ahora que con el mundo al exportar la paz como un producto no tradicional a través de nuestras tropas en las operaciones de la paz de la ONU.

Para finalizar le recuerdo a los connacionales:
“Cuando necesiten una mano … los soldados tenemos dos”
Goja.

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