Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana; y yo no estoy seguro sobre el universo.”
Albert Einstein

Veamos, dos informaciones, que, no son necesariamente noticias, las dos en dos momentos diferentes, dentro de un mismo contexto, pero con motivaciones y resultados diferentes, producto de los actores principales de cada una de ellas, y que indudablemente reflejan una sociedad elitista, criollista, e indudablemente discriminadora a más no poder.

Según informaciones de los diferentes medios de comunicación “El pasado 30 de mayo, se reportó en Quetzaltenango la captura de cuatro mujeres vendedoras de verduras en el mercado.” Según la PNC la captura se efectuó por no acatar el horario de cierre del mercado. Sin embargo las vendedoras, reportaron que por motivos de tiempo, no lograron retirar sus mercaderías dentro de la hora establecida, y aún se encontraban retirándola del puesto de venta, cuando el toque de queda se hizo efectivo, por lo que fueron capturadas por la Policía Nacional Civil (PNC), para la aplicación de la ley.

Un tiempo después, específicamente el fin de semana recién pasado, un grupo numeroso de jóvenes provenientes de diferentes residenciales, se reunieron para desestresarse, transgrediendo la normativa vigente, tomaron licor, irrespetaron el toque de queda, y sabiéndose inimputables, no tuvieron ningún reparo en auto grabarse, y subir esas grabaciones a las diversas redes sociales, en total estado de ebriedad, mientras un alto porcentaje de la población, realiza largas colas, para que el gobierno les pague el subsidio, porque han perdido sus fuentes de trabajo, otros salen con banderas blancas pidiendo ayuda alimenticia, y otros más, ven sus negocios morir por no poderlos abrir al público, todas estas personas si deciden desestresarse, consumiendo licor después del toque de queda, serán detenidos, llevados a la carceleta habilitada en la Torre de Tribunales, porque no tienen papis ni mamis que medien por ellos para que la policía se haga de la vista gorda.

Esa es la sociedad en la que vivimos, una, que baja la cabeza ante el poderoso económicamente o políticamente, se arrodilla ante el poder, se hace de la vista gorda cuando conviene a los menos, y castiga inmisericordemente a la mayoría que no tiene influencias económicas, políticas o de poder, (Este poder no siempre bien habido, pero poder al fin).

Mientras, se habla de teorías conspiracioncitas para crear un nuevo Orden Mundial, o deshacerse de los mayores, porque con el paso del tiempo se han convertido en una carga económica, social y emocional para la humanidad, la verdad es que los muertos son reales, y que la pandemia que actualmente vivimos, ha evidenciado las grandes diferencias que existen en esta humanidad nuestra, no solamente en nuestro tercermundista país, también en la sociedad en general, pero más aún, en países como el nuestro en el que la doble moral, que se deriva en injusticias evidentes, es el pan nuestro de cada día.

¿Qué sucede si se realiza una “reunión” en el Milagro? Que sería un milagro que no llegara la policía, y que no detuviera a la dueña o dueño del lugar, y a todos los participantes por haber violado flagrantemente la ley, ¿Cuántos fallecidos no han podido ser velados por sus amigos y familiares por respetar la ley? Más de los que creemos, más aún personas que han dejado un legado incalculable a esta pobre sociedad, pero se tiene que respetar la ley, y se ha respetado.

Los niños no van a las escuelas, los estudiantes tampoco a sus centros de estudios, los médicos, paramédicos y personal sanitario encontrándose en la primera línea de contagio ni siquiera han firmado contrato, menos han recibido los insumos necesarios para su propia protección, y derivado de eso muchos han enfermado, y algunos han empezado a morir, mientras un grupo de jóvenes inconscientes aburridos del encierro en el que la mayoría de ciudadanos del mundo nos hemos tenido que someter, deciden que por ser jóvenes no se enfermarán, y por lo tanto no morirán, ¿Y los papás? Bien gracias, porque no se preguntan qué hacen sus retoños en pleno toque de queda, cuando las familias tenemos que estar juntas (que no siempre unidas) si porque sí.

No cabe duda que seguimos viviendo en “La Patria del Criollo” don Severo

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