Por ejemplo, en EE. UU. Megamart realizó una entrega de ayuda alimentaria para afectados por el COVID-19, varios de ellos, migrantes. Foto Ubaldo Sánchez

Crecen día a día las necesidades de la gente más vulnerable porque la crisis económica mundial está golpeando a todos pero de manera muy especial y concreta a ciertos grupos de población que quedan al margen de los programas de ayuda estatal. En Estados Unidos nuestros compatriotas están pasando penas porque muchos de ellos trabajan en servicios como hoteles y restaurantes o en labores de construcción y jardinería, entre otros, que se han visto suspendidos por el necesario distanciamiento social que se ha impuesto. Por ser inmigrantes ilegales no pueden recibir ayuda estatal y han perdido sus empleos, lo que los coloca en una condición de mayor vulnerabilidad.

En Guatemala hemos visto empresas e instituciones que están tratando de ayudar a los que menos tienen. Restaurantes del centro de la Ciudad que están repartiendo comida gratis a los indigentes como una forma de mitigar el impacto social que tiene la pandemia. Se orientan, justamente, a los que no pueden aspirar o esperar la ayuda del Estado pero que necesitan comer para subsistir, mientras Domino´s Pizza envía comida a los migrantes retornados, Ejemplos de que hay muchísimos corazones con ganas de ayudar al prójimo de una forma en que no hubiéramos imaginado en la época anterior a la pandemia.

En Estados Unidos -Virginia y Maryland- funciona una cadena de supermercados que se especializa en la venta de productos para el amplio mercado hispano y especialmente de los guatemaltecos y también de otros centroamericanos. Megamart es una cadena chapina que sólo en el Estado de Maryland tiene siete grandes tiendas y ayer empezaron una campaña especial de ayuda. Basta con que la gente se presente y recoja los productos básicos que están repartiendo a cientos de miles de personas. La televisión norteamericana hizo tomas desde helicópteros para informar sobre las grandísimas colas que hacían aquellos a los que no se les pedían papeles para recibir el donativo. Era sólo cuestión de presentarse y de guardar el distanciamiento social.

Y es que si alguna comunidad está pasando penas en Estados Unidos es la de nuestros compatriotas, esos mismos que además están siendo capturados y enviados a centros de contagio desde donde los envían en aviones sometidos apenas a un “examen médico visual y toma de temperatura”, comprobándose que vienen contagiados del mortal virus.

Todos tenemos penas y enormes apreturas y el futuro sigue siendo incierto, pero en la medida en que sepamos compartir lo mucho o poco que tenemos, vamos a salir adelante si cumplimos con los cuidados necesarios.

Redacción La Hora

post author
Artículo anteriorSalud y economía: sí, el dilema es real
Artículo siguienteUSAC presenta iniciativa para resarcir a personal de salud que dé positivo a COVID-19