Luis Fernando Bermejo Quiñónez

@BermejoGt

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Por: Lic. Luis Fernando Bermejo Quiñónez
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En mi columna pasada abordé la necesidad del Gobierno de Guatemala de invocar la cláusula de emergencia en el artículo 133 de la Constitución para que el Banco de Guatemala financie algunos programas paliativos de la crisis. Para cuando se escriben estas líneas el Congreso de la República ya ha emitido una serie de decretos entre los cuales destaca el Decreto 13-2020 que contiene los programas de apoyo a los trabajadores del sector privado que hayan sido afectados por la suspensión de actividades así como otras programas de apoyo los cuales serán financiadas con una emisión de bonos de Q 11 millardos.

Sin embargo, quizá lo más criticable de la ráfaga de decretos aprobados es que pareciera que ni el Gobierno ni el Congreso por medio de la alianza oficialista está priorizando la crisis, ya que aparte del Decreto 13-2020, se puede destacar que los demás decretos, del 12-2020 en varios artículos y los decretos 14-2020 al 20-2020 en su mayoría son dirigidos a ampliar el presupuesto para programas de funcionamiento “normales” que eran parte de la “lista de deseos” del equipo de transición de gobierno a finales del 2019. En particular se puede criticar que en este ambiente de recesión el Gobierno impulse el aumento de presupuesto y se financie con deuda para pagar pactos colectivos con el Ministerio de Educación (Q 500 milllones) y para pago de salarios del Ministerio de Gobernación (Q 150 millones). Se puede criticar aún más los “bolsones de corrupción” que se han incluido en los decretos de “emergencia” para el Ministerio de Comunicaciones (Q 724 millones) en rubros sin relación con el COVID-19 y para los Consejos de Desarrollo (Q 600 millones) cuando solamente Q 370 millones son destinados para adquisición de ventiladores, pruebas para el coronavirus y material de protección personal en el sector salud.

Pero dejando de lado esto, quizá lo que más destaca es el actuar del Congreso y su alianza oficialista en la Junta Directiva. Esa alianza en la Junta Directiva de partidos de “derecha” que muchos vieron como la salvación hoy muestra sus “verdaderos colores” que, en mi opinión, no tienen nada que ver con una verdadera inclinación ideológica de “derecha”. Dejando de lado la presencia en esa alianza de sujetos tan desprestigiados como el miembro del partido Todos que recientemente nos enseñó sus habilidades de “super lector”, la presencia de disidentes de la misma UNE, de la presencia del cuestionable partido UCN y de un miembro de un partido nuevo que fue parte del extinto FRG, me parece que de “derecha” no tienen nada. Si de verdad fueran de derecha tratarían de tomar algunas medidas de “prudencia fiscal” para contener el gasto superfluo en esta época de crisis ya que bajará la recaudación tributaria considerablemente, tratarían de reducir la planilla del Estado usando los hallazgos del Censo de Funcionarios Públicos, reducirían y limitarían la contratación de plazas 0-29 y no quitar los candados para hacerlo en el MAGA como lo hicieron y canalizarían los ahorros para combatir la epidemia. En cambio, pareciera que las prioridades están en otro lado y que parte fundamental de ello es acallar la disidencia en el Congreso.

Insto al Señor Presidente que vete los decretos con las ampliaciones innecesarias y canalice su alianza  a priorizar los recursos para lo venidero, los efectos de la pandemia están empezando y se vislumbran efectos importantes en la economía y, por supuesto, en la recaudación tributaria. Imite el ejemplo de Paraguay en promover una reducción de los gastos superfluos e, inclusive, en solidaridad con el sector privado, promueva una reducción de los salarios del sector público, la moral ciudadana resiente que sólo el Estado está “bien”. Incluso Andrés Manuel Lopez Obrador, pésimo gestor de esta crisis, ha promovido esto a pesar de su inclinación ideológica. Señor Presidente siga estos ejemplos e infúndale moral a sus ciudadanos.

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