Foto La Hora/José Orozco

El anuncio del primer caso de Covid-19 y el de la muerte de otro paciente por el mismo Coronavirus marcan una realidad que no se puede ni debe ocultar. La pandemia llegó a Guatemala y tenemos que actuar en consecuencia. En una sociedad tan polarizada y dividida como la nuestra lo primero que tenemos que hacer es unirnos frente al mal, deponer actitudes intransigentes que nos separan y proceder a enterrar las hachas para dar paso a una solidaridad absoluta, que recuerde aquella que mostramos en 1976 para el terremoto cuando, conducidos por un gobernante que entendió su reto y que se terminó legitimando gracias a la buena gestión de la catástrofe, nos preocupamos por nosotros mismos, pero con la misma intensidad lo hicimos por la suerte de nuestros compatriotas.

Recordando las palabras del Popol Vuh nadie se quedó atrás porque todos nos involucramos en la tarea de reconstruir al país y de enterrar a nuestros muertos y hoy hace falta esa misma actitud. Solidaridad en todo, tanto para compartir con quien no tiene como para no dañar a nadie ni exponerlos al riesgo de contraer la enfermedad. Todos podemos poner nuestro granito de arena y lo debemos hacer para evitar la masiva propagación en un país donde, tristemente, son muchas las comunidades que ni siquiera pueden disponer de agua suficiente para las más elementales medidas de higiene que son la primera barrera que hay que ponerle al virus.

Esta mañana los trabajadores se vieron atrapados en la multitud de pasajeros del transporte urbano y extraurbano porque no se cumplió la indicación de que no suban a más del 50% de la capacidad de las unidades. La gente ansiosa por llegar en tiempo al trabajo y el transportista que no quiere perder la mitad de sus ingresos hicieron una mezcla peligrosa. Apiñados, como todos los días, cientos de miles de guatemaltecos violaron, de esa manera, una de las instrucciones recibidas del gobierno y se expusieron ellos y exponen a mucha más gente por el efecto multiplicador que tiene un contagio. Recordemos que aún antes de que aparezcan los síntomas podemos andar regando el virus por todos lados y de allí la importancia de la higiene para no captarlos y de seguir las instrucciones al pie de la letra.

Todos vamos a tener que sacrificar algo en esta crisis y lo debemos hacer con ese espíritu de que nuestra actitud constituya un servicio para los demás. Juntos, sin pelear, vamos a salir adelante y este pueblo ya mostró su capacidad solidaria y solo es de desempolvarla.

Redacción La Hora

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