Cartas del Lector

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*Julio Roberto Bermejo González

Con las elecciones pasadas el país logró un nuevo gobierno y hubo un importante cambio en la integración del Congreso de la República. Lo anterior supone que el país entre a una nueva época, la que debe tener sus propias características. El primer cambio es una nueva moral en la conducción de la cosa pública, como expresión de que se superan los malos tiempos que caracterizaron al gobierno y Congreso de la República anterior. ¿Cómo debe expresarse el Ejecutivo? Guatemala es un país subdesarrollado con población económica y socialmente deprimida, o que se debe tratar de superar a un corto tiempo para superar la irresponsabilidad y la impunidad.

Es insultante e inaceptable que un Presidente de la República goce ese extraordinario sueldo que tiene asignado, máxime con las prebendas adicionales de que goza y lo mismo puede afirmarse respecto de los Ministros. Es importante predicar con el ejemplo; pero más importante es que se controle esa extraordinaria fuga de recursos que producen las plazas de asesores y demás funcionarios incapaces en número por demás elevado con asignaciones presupuestarias no acordes a la labor que realizan. Una remuneración justa al más alto nivel de los funcionarios es aceptable, pero también lo es que a través de una urgente reforma a la Ley del Servicio Civil se equilibren las remuneraciones de los empleados públicos y fundamentalmente se combatan las plazas fantasma, porque ellos no solo llevan desorden a la administración pública sino consumen extraordinariamente los presupuestos de las entidades estatales. Es muy importante que el gobierno le entre a este tema con mucha decisión y autoridad porque la salud y la educación demandan recursos urgentes y la excesiva burocracia los está injustamente absorbiendo.

Al Presidente de la República le corresponde imponer su autoridad y con ello lograr el respaldo popular que tales medidas requieren, porque muchos no pagan adecuadamente sus impuestos porque creen que la burocracia y la corrupción los absorben. Hay evidencia de una burocracia excesiva y eso es inaceptable en un país con tantas carencias. Resuelto el problema corresponde exigir que cada miembro de la burocracia estatal cumpla con responsabilidad y honradez sus funciones. Combatir lo anterior será uno de los más importantes logros que alcance el gobierno central. También llora sangre la situación existente en el Congreso de la República. El primer gran pecado es la asignación presupuestaria que tiene el Congreso, lo que le ha alcanzado para realizar gastos desmesurados, solo vistos en un país de fantasía.

En principio es objetable el número de diputados -Otros países tienen menos y son más eficientes-. Quizás no sería objetable el monto del sueldo, si éste estuviera acorde al grado de eficiencia que manejare cada diputado en su trabajo. Para muchos de ellos es un sueño el sueldo que ganan y las prebendas anexas. ¿Cuáles son éstas? Es inaceptable que cada diputado tenga varios asesores, porque por la manera en que desarrollan su trabajo parlamentario pone en duda que los mismos sean competentes y eficientes. Si se analiza la calidad del trabajo parlamentario se pone en evidencia la mala calidad de la asesoría. Lo anterior no corre parejo con lo que el Congreso de la República gasta en sueldo de asesores. Pero no solo esto se percibe. Tenemos que el Congreso les paga el teléfono y alimenta a sus diputados y esto es bochornoso porque los diputados ganan lo suficiente para pagar de su bolsa la cuota de teléfono y lo que se comen. Pero aún hay más. El equipo -personal- administrativo es enorme y esto es consecuencia de que con asignación de plazas los diputados cumplen compromisos con las gentes que apoyaron su candidatura. Pero hay más, los diputados se han asignado un seguro médico, lo cual llora sangre porque en ese renglón van muchos miles de quetzales. Cada diputado debería cubrir sus propios gastos médicos o si no quieren gastar en ello que acudan al IGSS como lo hacen los miles de empleados públicos. Tal seguro es absolutamente injustificable y corresponde que se corrija para salvaguardar la moralidad de los integrantes del Congreso de la República. Pero todo ello se da porque al integrarse el presupuesto general de la nación se le asegura al Congreso de la República un presupuesto exagerado, que alcanza hasta para mantener viajando a los diputados. Si el actual Congreso de la República -con más de cien diputados de nuevo ingreso- quiere rescatar prestigio y tener reconocimiento popular, debe corregir todas estas fallas porque ahora el sentir popular les es adverso.

Estamos iniciando una nueva etapa política en el país y al Ejecutivo y al Congreso de la República les corresponde dar una respuesta que ponga de manifiesto una voluntad de cambio.

Doctor en Derecho* *Catedrático Universitario Graduado por la Escuela Diplomática de España*

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