Ayer reventó el escándalo en la Unidad Nacional de la Esperanza por el enfrentamiento que existe entre Sandra Torres y parte de la bancada conformada en el Congreso de la República, situación en la que ambos bandos se señalan mutuamente de traición aunque son los diputados los que han concretado expresamente situaciones en las que se ha manoseado al partido para fines espurios, correspondiendo los mismos no sólo al pacto para elegir a la actual junta directiva del Congreso, sino especialmente a las negociaciones que han dirigido desde el Mariscal Zavala Gustavo Alejos y compañía con la excandidata presidencial para elegir magistrados ad hoc que sirvan a los intereses de los señalados por actos de corrupción (entre ellos los principales actores de esa tenebrosa trama), quienes buscan que los nuevos juzgadores que sean electos por el Congreso garanticen su liberación.

La Hora ha insistido en que Guatemala se está jugando buena parte de su futuro en la integración de las Cortes, tanto de Apelaciones como de la más alta magistratura del país, puesto que los operadores de la impunidad están activos para garantizar suficientes posiciones en ambas instancias como para estar tranquilos de que los casos por los que están siendo perseguidos puedan cerrarse tranquilamente. Y la denuncia hecha por los diputados de la UNE, que sale a luz sólo porque ahora existe una lucha de poderes e intereses entre ellos y Sandra Torres, es una muestra clara de cómo se mueven las aguas en esa danza para elegir a los magistrados.

Decimos que sale a luz sólo por ese pleito porque es evidente que durante muchos años trabajaron de la mano incurriendo en las mismas prácticas porque Sandra Torres no es que haya cambiado de la noche a la mañana, sino que siempre ha tenido las mismas inclinaciones y tendencias. Lo que pasa es que ahora están en bandos separados por intereses opuestos y ello provoca la denuncia frontal de la práctica inmoral que se está dando en esa negociación con los Alejos, quienes son el rostro visible del pacto de los más corruptos. La relación entre ellos y Torres viene de lejos y no es una novedad que se pongan de acuerdo aún en medio de aparentes diferencias que pudieron existir en el pasado.

Lo denunciado es una comprobación de lo que la ciudadanía siempre ha sabido en términos de que el poder en nuestro país se utiliza para fines espurios y personales, por lo que el escrutinio ciudadano es vital en este proceso de elección de magistrados.

Redacción La Hora

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