El tema del Trabajo Parcial se ha convertido en centro de una agria polémica en la que se ha llegado al extremo de calificar a la Corte de Constitucionalidad de un ente que actúa irresponsablemente por razones ideológicas, afirmación que se produce justamente cuando los que pretenden mantener un sistema de justicia amañado y capturado por los poderes fácticos, se han volcado contra la CC con todo ímpetu porque sienten que pueden perder lo que habían avanzado en las transas para colocar en las magistraturas del sistema de justicia a los compadres hablados que tienen que hacerse cargo de ser garantía de impunidad.

Pero lo que tienen que hacer los críticos es tratar de entender que, si el reglamento que se hizo para regular el trabajo a tiempo parcial es un mamarracho legal, no es culpa de la CC, sino que ese tribunal simplemente está actuando de acuerdo a fundamentos de derecho y que para que esa forma de contratación laboral sea efectiva y pueda gozar de certeza jurídica, hace falta un reglamento claro, bien hecho y con criterio para preservar los derechos y obligaciones de patronos y trabajadores.

Por qué los empresarios no critican a quienes hicieron el reglamento, sino que la emprenden contra la Corte de Constitucionalidad que se vio obligada a dejar sin efecto lo que ellos hicieron mal. Lo que pasa es que se quiere llevar todo al plano ideológico, para ahondar en la polarización y la división que existe en el país, y por ello ese exabrupto inexplicable de asegurar que la Corte falla de manera irresponsable y por influencias ideológicas.

No entienden el sentido de la jurisprudencia porque la Corte no ha revertido ningún fallo que ya había sentado jurisprudencia y mientras eso no haya ocurrido de conformidad con la ley, no se puede decir que un fallo en sentido distinto a otro dictado anteriormente está rompiendo la jurisprudencia. Por supuesto que se entiende que ellos no saben de leyes, pero debieran ser más cautos para lanzar improperios que, finalmente, los dejan mal parados, sobre todo en estos momentos en los que está tanto en juego respecto al futuro del sistema de justicia y de la impunidad en el país.

Si se quiere ser constructivo hay que corregir ese mamarracho de reglamento para que se apegue a lo que establece la ley. Un reglamento no está escrito en piedra y más harían ayudando a componer el mamotreto que en atacar irresponsablemente a la CC.

Redacción La Hora

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