Víctor Ferrigno F.

Jurista, analista político y periodista de opinión desde 1978, en Guatemala, El Salvador y México. Experiencia académica en las universidades Rafael Landívar y San Carlos de Guatemala; Universidad de El Salvador; Universidad Nacional Autónoma de México; Pontificia Universidad Católica del Perú; y Universidad de Utrecht, Países Bajos. Ensayista, traductor y editor. Especialista en Etno-desarrollo, Derecho Indígena y Litigio Estratégico. Experiencia laboral como funcionario de la ONU, consultor de organismos internacionales y nacionales, asesor de Pueblos Indígenas y organizaciones sociales, carpintero y agro-ecólogo. Apasionado por la vida, sobreviviente del conflicto armado, luchador por una Guatemala plurinacional, con justicia, democracia y equidad.

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Víctor Ferrigno F.

México sufre fuertes presiones arancelarias, políticas y militares de Donald Trump, para que frene la emigración que el modelo económico excluyente y racista que las oligarquías del Triángulo Norte de Centroamérica imponen a sangre y fuego.

Haciendo gala de enorme habilidad diplomática, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha respondido proponiendo una serie de megaproyectos de desarrollo para el sureste mexicano, a los cuales ha sumado una propuesta de gran alcance para el norte del istmo, con la asesoría de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL).

La emigración del Triángulo Norte de Centroamérica (TNCA) no es voluntaria, es forzada por la pobreza, el hambre, la violencia, el desempleo, el racismo y, principalmente, la desigualdad que niega toda posibilidad de desarrollo futuro. El pasado 23 de mayo, Oxfam, el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi) y otras ONG presentaron los informes “Tributación para un crecimiento inclusivo” y “Privilegios que niegan derechos”, indicando que el 10 por ciento de la población rica en el país tributa menos del 2 por ciento al fisco.

Además, evidenciaron que el 1 por ciento de la población rica en el país tiene ingresos equivalentes al 42 por ciento del total de la población.

Sostienen que en Guatemala existen 260 personas que tienen una riqueza superior a 30 millones de dólares. En el otro extremo, una persona que pertenece al 10 por ciento de la población más pobre, tendría que trabajar 387 años para ganar lo que se embolsa en un mes un multimillonario.

En conclusión, el sistema económico y tributario está diseñado para concentrar riqueza a costa de la mayoría de la población, que se ve forzada a emigrar. En ese contexto, no es de extrañar que más de dos millones de guatemaltecos hayan emigrado a EE. UU., provocándose un éxodo que se incrementó un 15 por ciento este año, según el Instituto Guatemalteco de Migración, que reportó que casi 24 mil connacionales fueron deportados en los primeros cinco meses del año.

Ante las presiones de Trump, el gobierno de Jimmy Morales solicitó que tropas gringas vengan a custodiar nuestra frontera, para reprimir a las víctimas de la voracidad oligárquica, mientras el gobierno mexicano propone un vasto programa para promover el derecho al desarrollo en el propio lugar de origen, porque las cuatro naciones reciben remesas por 57 mil 500 millones de dólares al año.

Según la CEPAL, el objetivo del Plan de Desarrollo Integral El Salvador-Guatemala-Honduras-México es generar un proceso integral y articulado de desarrollo en el lugar de origen, con la igualdad y la sostenibilidad en el centro, para mejorar la calidad de vida de la población y, en este marco, atender el ciclo migratorio de manera integral, con un abordaje territorial y adoptando el marco de seguridad humana, que requerirán inversiones del orden de U$10 mil millones anuales.

El Plan constituye el esfuerzo más integral a escala mundial para dar cumplimiento al Pacto Global por una Migración Segura, Ordenada y Regular. Propone a los países un cambio de visión al abordar la movilidad como un asunto de seguridad humana, abarcando los derechos humanos, la seguridad pública y la defensa de los medios de vida para las personas, y no como un fenómeno de seguridad nacional.

Avergüenza que las oligarquías del TNCA exploten y expulsen a sus connacionales, pero indigna más que México y la CEPAL tengan que planificar y financiar el desarrollo en el propio lugar de origen, ante la abulia centroamericana.

En esa enorme distancia que media entre hambreadores y desarrollistas, anida la democracia y el futuro de Centroamérica, si es que decidimos luchar por un futuro para todos.

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