Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

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Oscar Clemente Marroquín
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En 1992 James Carville, estratega en la campaña de Bill Clinton frente a George Bush padre, quien buscaba la reelección, planteó que el electorado piensa en primer, segundo y tercer lugar en la economía porque les interesa su nivel de bienestar, condicionado por el tema económico. La frase se volvió célebre y quedó validada luego con el poco probable triunfo del gobernador del Estado de Arkansas frente al poderoso Presidente de los Estados Unidos.

Y vale la pena parafrasearla ahora porque en el fin de semana el presidente Donald Trump dijo que su país proporciona “tremendas cantidades de dinero” (falso) a Guatemala, Honduras y El Salvador, países que para Fox News y Trump son mexicanos y que como esos países no hacen nada para detener la migración dejará de entregarles dinero en un castigo que no va dirigido a los causantes del problema sino a sus víctimas, es decir, aquella gente más pobre y abandonada que precisamente por su dramática situación emprende la peligrosa y difícil ruta con la esperanza de encontrar las oportunidades que su propia tierra les niega de manera sistemática.

En efecto, si vemos los programas de asistencia de Estados Unidos van en dos sentidos. Uno para patrocinar el combate a las drogas y otro para ayudar vía USAID a comunidades sin oportunidades para que puedan mejorar sus condiciones de vida. El primer aporte se diluye porque la competencia es muy grande y es más lo que le ponen los barones de la droga a las autoridades de seguridad que lo que invierte Estados Unidos; y en el segundo, la gente más pobre tiene que competir con la voracidad de quienes se quieren apropiar de los recursos del Plan de la Prosperidad, diseñado para mejorar condiciones de vida en estos tres países.

Pero como Fox ni siquiera sabe que estos tres países no son mexicanos, Trump tampoco lo ha aprendido y eso explica la dificultad que tienen para comprender que la raíz de los males que afectan a estas naciones está en la corrupción y la debilidad de las instituciones que son puestas al servicio de intereses espurios. Si nuestras autoridades se ocuparan realmente del bien común no tendríamos la ausencia absoluta de políticas de Estado para promover el desarrollo humano y el combate a la pobreza e inseguridad que disparan los flujos migratorios.

La crisis humanitaria que existe en el Triángulo Norte de Centroamérica es producto de que los tres países sufren, en distintas proporciones pero cayendo todos en el mismo saco, la captura de sus Estados por poderes fácticos que se encargan de saquear los fondos públicos y de acumular e incrementar privilegios para unos pocos en demérito de la mayoría. Por supuesto que para quien habla de ese tema de fondo existe ya el calificativo de “chairo”, porque lo que se intenta es evitar la discusión sobre la raíz de los problemas de la sociedad y por qué es que nuestra gente tiene que irse si en realidad busca una oportunidad para mejorar sus condiciones de vida.

Por ello digo que así como Carville entendió que todo se centraba en la economía, aquí hay que entender que todo gira alrededor de la corrupción.

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