Emilio Matta

emiliomattasaravia@gmail.com

Esposo y padre. Licenciado en Administración de Empresas de la Universidad Francisco Marroquín, MBA de la Universidad Adolfo Ibáñez de Chile, Certificado en Métodos de Pronósticos por Florida International University. 24 años de trayectoria profesional en las áreas de Operaciones, Logística y Finanzas en empresas industriales, comerciales y de servicios, empresario y columnista en La Hora.

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Emilio Matta Saravia
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El científico y empresario guatemalteco Luis von Ahn realizó en días pasados una encuesta para sondear cuál es la percepción de los guatemaltecos sobre la CICIG y sobre la forma en que nuestro gobernante lleva a cabo su trabajo como Presidente de la República.

Independientemente del carácter científico o no de dicha encuesta, la cual fue descalificada en redes por el señor Rodrigo Polo, quien se da el lujo de descalificar también al mismo von Ahn (pese tener una trayectoria académica, científica y empresarial envidiable a su corta edad) tildándolo de que por ser izquierdista sesga su encuesta hacia los resultados que él desea mostrar (Luis von Ahn), lo que resulta interesante de dicha encuesta es que viene a demostrar el carácter apático de nosotros los guatemaltecos.

La encuesta indica que en la pregunta “¿Aprueba o desaprueba la forma en que Jimmy Morales está manejando su trabajo como Presidente?” el resultado es que un 49.3% de los encuestados prefiere no opinar, 43.4% desaprueba su gestión y 7.3% la aprueba; y en la pregunta “¿Aprueba o desaprueba el trabajo de la CICIG en Guatemala?” un 41.8% prefiere no opinar, 43.8% aprueba el trabajo de la CICIG y un 14.4% desaprueba el trabajo de CICIG. Que entre 4 y 5 de cada 10 guatemaltecos prefiera no opinar en una encuesta en línea nos indica que somos un país de personas totalmente apáticas que preferimos no salir de nuestra zona de confort y no tomar partido por un tema trascendental en nuestro país, como lo es la lucha contra la corrupción. Tan trascendental, que nuestros gobernantes han demostrado estar dispuestos a romper el orden constitucional con tal de evitar que siga CICIG en Guatemala.

Nuestra apatía va a tener consecuencias, las cuales lamentaremos más adelante. Si un gobernante nos está demostrando que está dispuesto a desconocer las ordenes giradas por las Cortes, en nuestro caso, de nuestra máxima autoridad en materia constitucional, ¿que seguirá después? ¿Disolver la Corte de Constitucionalidad? ¿Decretar estado de sitio para suspender las garantías constitucionales a la población? ¿Silenciar a la prensa y acusarnos de sedición a quienes no estamos de acuerdo con el accionar de nuestras autoridades?

Si usted, estimado lector, revisa la historia reciente de Venezuela bajo el mando de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, la de Nicaragua bajo el mando del binomio Ortega/Murillo, encontrará que las acciones emprendidas por estos dictadores han sido precisamente las descritas en el párrafo anterior. Empoderar de forma semejante a nuestras autoridades (Ejecutivo y Legislativo) es una acción peligrosísima que traerá graves secuelas económicas y políticas para nuestro país, ya que estoy seguro de que, al darles un poder de tales dimensiones, muy pronto serán totalmente incontrolables para quienes creen manejarlos.

Y finalizo con una cita de Sir Winston Churchill: ¿Tienes enemigos? Está bien. Eso significa que has defendido algo, en algún momento de tu vida.

Y si esos poderes fácticos me consideran su enemigo, significa que defiendo a una Guatemala democrática.

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