Francisco Cáceres

caceresfra@gmail.com

Nació en Guatemala el 19 de Julio de 1938; tiene estudios universitarios y técnicos en ciencias jurídicas y sociales, administración empresarial, pública, finanzas, comunicación, mercadeo y publicidad. Empresario, directivo, consejero y ejecutivo en diversas entidades industriales, comerciales y de servicio a la comunidad. Por más de 28 años consecutivos ha sido columnista en este medio.

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Francisco Cáceres Barrios
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Tarde o temprano el problema de la migración tenía que explotar en Guatemala. No podía ser de otra manera. Pasaron tantos años sin que se trabajara siquiera un poco por mejorar la situación de pobreza extrema de la población, su falta de oportunidades, la vulnerabilidad ambiental y la violencia en grados extremos que más temprano que tarde, la situación tenía que volverse tan conflictiva como ha ocurrido en los últimos tiempos y, para terminarla de amolar, cosa que todos sabemos de sobra, el presidente norteamericano Donald Trump emprendió una férrea y decidida lucha para evitar la invasión de migrantes a su país, por lo que al gobierno de Jimmy Morales le tocó padecer las consecuencias de la pobre actitud de sus antecesores.

La FAO (Food and Agriculture Organización) una entidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) efectuó un estudio que debió haberle servido al primer mandatario y a sus colaboradores de libro de texto para emprender hace rato una política pública para, como dijimos al principio, reducir las causas fundamentales que ha provocado desde mucho tiempo atrás que las poblaciones de los principales municipios expulsores de migrantes del país se dirigieran hacia el norte de América. Hay que destacar que en el informe de dicho estudio, el 55 por ciento de los 334 municipios de los 22 departamentos del país, son el mayor problema que genera el enviar más migrantes hacia el norte sin embargo, hay sitios que se destacan más como por ejemplo, 19 municipios de Huehuetenango, que sumados a varios de Alta Verapaz, Baja Verapaz, Izabal, Petén, Quiché y San Marcos se han vuelto un verdadero “corredor migrante de Guatemala”, sin dejar de mencionar Jalapa, Jutiapa, Quetzaltenango, Santa Rosa, Sololá y Totonicapán.

Como si lo anterior no fuera algo de primera importancia para el futuro del país, los tres primeros años del actual gobierno se pasaron sin hacer nada por resolver al menos los problemas básicos causantes de la migración. Quedó demostrado que a Jimmy Morales le preocupó más sanar su herida provocada porque la CICIG haya procesado judicialmente el acto de corrupción en que se involucraron su hermano y su hijo, que la falta de salud, educación y alimentación de nuestros pueblos y después de haber visto la diligencia empleada por el primer mandatario en montar el show que le tocó presenciar a la población desde el último fin de semana hasta la fecha, ¿alguien podrá tener siquiera la mínima esperanza porque vaya atender debidamente a los guatemaltecos, actuales y futuros migrantes?

Con mucha pena y tristeza estamos viendo que no lo va a hacer, porque se ha pasado todo su mandato velando solo por sus propios intereses incluso, a costa de los damnificados de los desastres naturales que les ha tocado vivir con programas de ayuda con resultados cada vez más pobres y deficitarios mientras guatemaltecos, como Ricardo Arjona para citar un solo ejemplo, han demostrado lo contrario.

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