Javier Monterroso

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Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales con Maestría y estudios de postgrado en Derecho Constitucional, desde hace más de 15 años trabaja como consultor en materia de justicia penal, seguridad ciudadana e incidencia política para agencias de cooperación internacional y organizaciones de la sociedad civil, catedrático universitario de grado y postgrado en la facultad de Derecho de la USAC, ex secretario privado del Ministerio Público de Guatemala.

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Javier Monterroso

Según las encuestas recientes la mayoría de guatemaltecos (un 70%) está a favor de la CICIG y el MP en la lucha contra la corrupción y apoya a Iván Velásquez, hace un par de años un prestigioso centro de investigaciones contrató a una empresa encuestadora para preguntar por qué estarían dispuestos a manifestar los guatemaltecos y el 75% de los encuestados dijo que lo haría en favor del MP y la CICIG. Y sin embargo el presidente Jimmy Morales ya dijo que la CICIG terminará en septiembre de 2019 y no pasó nada, nadie manifestó. Hace más de dos meses que le prohibieron a Iván Velásquez entrar al país, la Corte de Constitucionalidad otorgó un amparo a su favor y a pesar de eso sigue sin poder ingresar, y nadie manifestó ni protestó a favor de Velásquez.

Es una frase común entre los políticos decir que los guatemaltecos tenemos horchata en vez de sangre en las venas, la frase es lapidaria, nos retrata muy bien como sociedad, por eso somos tan pasivos, todo lo aguantamos, no nos enojamos lo suficiente ni nos indignamos en serio, las peores ofensas las aguantamos sin pelear. Por un momento en el 2015 y 2016 parecía que ibamos a cambiar nuestra forma de ser, los guatemaltecos despertaron, salieron a las plazas durante un año completo, consiguieron presionar al Congreso para que le quitara el antejuicio a Otto Pérez y a Roxana Baldetti. Incluso en el 2017 cuando los diputados modificaron el Código Penal para generar impunidad la gente volvió a salir a las calles y el Congreso tuvo que dar marcha atrás.

Y luego regresamos a nuestra tradicional pasividad, y los políticos y empresarios se están aprovechando de eso, y siguen haciendo de las suyas con el Presupuesto de la Nación, aprobando leyes violatorias a los derechos humanos, colocando a personas impresentables en altos puestos, gastando el dinero de los impuestos en gastos superfluos, poniendo en vergüenza internacional al país, negando visas a trabajadores de la CICIG, entre otros muchos vejámenes sufridos por el aguantador pueblo de Guatemala.

Al parecer los tomadores de decisiones políticas ya han decidido que CICIG no va más después del 2019, y según las últimas encuestas de opinión el combate a la corrupción ha dejado de ser un tema prioritario para los guatemaltecos. Los medios de comunicación que apoyaron la lucha contra la corrupción están sufriendo las consecuencias de ese apoyo, atacados por los sectores político y empresarial algunos han sido cooptados por éstos y tienen una agenda totalmente pro impunidad y otros enfrentan boicots económicos. Y en las redes sociales circulan demasiadas noticias falsas y opiniones sesgadas distribuidas por miles de cuentas falsas manejadas por los netcenters del gobierno, de los políticos o desde las cárceles. Como lo señaló Umberto Eco hace algunos años las redes sociales han permitido opinar a personas sin ningún talento o profesión, pero con miles de seguidores que creen en lo que éstos publican.

Si los guatemaltecos no despertamos nuevamente, si no salimos a las calles a exigir nuestros derechos los mismos de siempre van a seguir en el poder, y van a seguir haciendo una pachanga privada con el Estado, a menos que en verdad tengamos horchata en las venas y ya todo nos dé lo mismo.

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